Ese amanecer me hizo entender que los hijos nacen como el sol para iluminar la vida, y entiéndase por hijos: nietos, sobrinos y ahijados (los propios y los ganados por el azar de la existencia).
Nunca debemos juzgar a nadie por su condición, aunque la piel de ciertas personas como esa niña, esté manchada para siempre con color ocre, adquirido por el sol y el polvo de la calle y lo cual la estigmatiza injustamente como indigente, drogadicta y hasta peligrosa.
¿Es Chávez un hombre peligroso para América por creer que el Libertador lo acompaña, lo aconseja y come a su lado? No sé si calificarlo de peligroso por eso, pero sus actuaciones de los últimos años hacen temer que su fascinación por Bolívar va más allá de la simple pasión, porque tiene visos de locura.
No por llevar la contraria sino por convicción, seguiré siendo anacrónico y pasado de moda, porque el ser amable y respetuoso, no me hace menos hombre, sino todo lo contrario y así le enseño a mis hijos que se comporten. Si cumplen la regla, serán parte de otra orgullosa generación de pasados de moda.
Dicen que los Garífunas persisten casi intactos a la influencia de la tecnología y el progreso arrollador, pero tristemente no se han librado de un flagelo que acosa a su pueblo en forma letal: el sida.
Ete pequeño error lo vieron como una amenaza: ¡Es por la seguridad nacional!, me dijeron seriamente.
Un viajero viendo mi vergüenza dijo: “es que en el gobierno tienen inversiones en las embotelladoras de agua, más que en el petróleo” y agregó “en los aeropuertos están asociados con los envasadores”.
Tengo sueños recurrentes, en donde los personajes dan un giro, inesperado pero gratificante, en sus ideas y planes, convirtiéndose en verdaderos líderes de América. En mis sueños, varios de ellos decidieron propagar una renovada revolución pacífica, cambiando el destino de las naciones sometidas por tiranos.
Ahora que se avivó el espíritu anti-inmigrante, El Cenizo vuelve a estar en la palestra, porque muchos creen que se está picando al monstruo de la discriminación.
Las palabras en nuestro español latinoamericano varían de significado según el origen. Rápidamente, sin reflexión, pasan de un vocablo coloquial a una grosería.
Aspirar a que las leyes resuelvan las querellas es normal, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica, con la diferencia que en nuestros países beneficiarse es difícil, porque, aunque seguramente son buenas, no siempre se pueden aplicar por varias razones: falta de empleados estatales, corrupción y hasta pereza administrativa.
Es prohibido proponerlo, porque los narcotraficantes mandan a matar a quien plantee legitimar su negocio. Perderían el lucro inmenso generado por la ilegalidad.