Hugo Chávez debe estar revolcándose en su tumba, al enterarse de la rapiña de sus camaradas y no porque él sufriese por el pueblo, sino porque la revolución bolivariana, que él gestó de manera ególatra, sucumbe. Ninguno de esos “líderes”, en el fondo, quiso, apoyó y protegió los ideales socialistas y sospecho que ni el propio Chávez.
Seamos realistas: para la sociedad estadounidense y su economía es conveniente mantener a los inmigrantes en las sombras. El ciudadano común, incluyendo los hispanos legales, no estarían dispuestos a asumir el aumento del costo de los productos de consumo familiar que se verían afectados por la nueva carga laboral.
Nicolás Maduro acusa a los opositores de provocar los incidentes diciendo que “venían preparados para atacar a los diputados de la revolución”. Ellos intentaban restablecer su derecho a hablar. No cuenta que Diosdado Cabello, el líder de la asamblea, censuró y cerró los micrófonos a quienes no aceptaron, a la fuerza, a Maduro como presidente ilegal.