Todos tienen que saber, especialmente los jóvenes, que bailar con Molly es como danzar con el diablo en el infierno.
Nicolás Maduro, gobernante de Venezuela, es un humorista nato, pero él no lo sabe y tampoco lo reconocen los millones de venezolanos que lo siguen ciegamente y creen que él habla en serio.
Dudo mucho que las Naciones Unidas investiguen si son ciertas las denuncias de que la CIA ayudó a los rebeldes a robar las armas químicas para atacar al pueblo y echarle la culpa al gobierno con el fin de desestabilizarlo. Pero, si eso fuese cierto, estaríamos frente a una nueva conspiración gringa.
No es solo la pobreza que lleva a los menores de edad a caer en el infierno de la prostitución, sino la falta de valores morales y religiosos en familias, cuyos padres desamparan a sus hijos o los entregan por plata o los obligan a ir a las calles para que consigan dinero a cualquier costo.