El problema no es la izquierda como tal. El peligro son los izquierdistas descarados que fingen luchar por el pueblo y llegan al poder a devastar las arcas del Estado.
La solidaridad debe comenzar en casa, como el mismo Francisco viene diciendo desde que, en marzo, asumió el papado. Los sacerdotes tienen la obligación de adaptarse a esta nueva era de conducta.
Uno de cada siete niños recibe por la Internet una proposición de tipo sexual de un depredador. Cada año las autoridades federales de Estados Unidos encausan judicialmente a cientos de personas por pornografía infantil.
Lo que está ocurriendo en el Congreso estadounidense es una demostración de hasta dónde son capaces de llegar los poderosos y multimillonarios para cuidar sus intereses y ganancias.