Si una revolución necesita del pueblo para triunfar, ¿por qué las Farc continúan en la guerra si en Colombia la mayoría repudia a esa guerrilla terrorista?
Las “Convivir”, fundadas como un medio para denunciar a la guerrilla, torcieron su rumbo y se metamorfosearon en paramilitares, convirtiéndose en los jinetes de la muerte.
Si estos bandoleros, falsos revolucionarios, deciden terminar cinco décadas de guerra derrotados militar, ideológica y moralmente, escondiéndose como ratas y siendo ridiculizados con la liberación de rehenes aceptando sólo 20 millones de dólares, ellos mismos comprobarían lo que siempre se ha sospechado: son unos cobardes.
¿A cuántos desaparecidos enterraron clandestinamente en Latinoamérica los gobiernos totalitarios, pretendiendo así proteger la seguridad nacional?
!Qué pena me da el periodismo amordazado o arrodillado! Cuando un pueblo está mal informado o informado a medias, la democracia se enferma. Los periodistas somos los garantes de que el pueblo esté libremente enterado de la verdad, transmitiendo noticias independientemente, pero con responsabilidad social y ciudadana.
Ecuador y Venezuela sacaron las uñas. Y no es porque sus pueblos quieran, sino porque quienes los representan lo demostraron en forma cínica, respaldando a los falsos revolucionarios colombianos, que reparten dolor y desolación a diestra y siniestra, incluyendo en esas naciones, donde extorsionan y secuestran. Me encontré en Washington con Peter Romero, ex subsecretario […]
Pero, además de abusar de menores y especialmente de mujeres, violan los derechos humanos, con la potestad que se auto-otorgaron denominándose “el ejército del pueblo”, secuestrando y matando a los que dicen defender.
También, este bufón de América, omite que esos “héroes” espurios son ahora el cartel del narcotráfico más grande que existe en la tierra. Olvida que ellos siembran coca, procesan y comercializan cocaína y heroína y financian su guerra con dinero obtenido de los viciosos del mundo.
El “ejército del pueblo”, el de las FARC, es “farcsante”. Sus milicianos, desconectados de la realidad, ignoran el sentido de una revolución favoreciendo al pueblo.