Esta crisis golpea por igual a Europa, que vive un colapso social de graves proporciones. El Reino Unido entró en recesión y España por segunda vez la padece. Ha disminuido la construcción; hay despidos masivos y cierre de fábricas; persiste una excesiva deuda pública y privada y poca competitividad.
La crisis económica y la recesión nociva que afectará a Estados Unidos en los próximos meses y años, será peor que la vivida hasta hoy y la utilizaran como un calculado pretexto para perjudicar al sector más vulnerable del ámbito laboral: los inmigrantes indocumentados.
Muchos dicen que la crisis financiera de Europa y de Estados Unidos no afecta a Latinoamérica. Es una verdad a medias. No perturba a los ricos pero a los trabajadores comunes sí los está golpeando. Un ejemplo es México donde la pobreza aumentó al 46.2%, entre 2008 y 2010. En esa nación hay 52 millones de pobres.
Ceden el usufructo del subsuelo a extranjeros -propiedad del Estado, es decir, del pueblo-, recibiendo miserables regalías, en relación a las grandes ganancias que deja el negocio. Después, las petroleras nos venden la gasolina refinada a alto precio, diferencia de valor que al final sufragamos todos los que llenamos el tanque del carro. Se paga caro y no se reciben los beneficios que prometen en salud, en educación, alimentos y en progreso, porque el dinero se queda en el camino, en manos de corruptos.
Lo mismo sucede en Guatemala, México, Honduras y otros países latinoamericanos, que en contradicción hacen parte de una noticia “positiva”, después de un estudio realizado por la Comisión Económica de la ONU para la región y la Organización Mundial del Trabajo, el cual da un resultado optimista: El desempleo en América Latina y el Caribe se redujo 0,6 puntos en 2010 y se prevé que continúe haciéndolo este año
Los doctores, excepto cirujanos plásticos y dermatólogos que se ocupan de la vanidad humana poniendo siliconas o botox (lujos que no cubren los seguros), están sometidos a un régimen mercantil que no les permite atender con paciencia al paciente.
El sistema capitalista estadounidense convierte a los clientes de bancos en esclavos monetarios.
Hay algo que huele mal en esta fiesta del billete. Sin duda los banqueros quieren roer el hueso hasta el tuétano, porque ellos no van a perder.
Después de castigar a los culpables de la pérdida de viviendas y dinero de muchos, le corresponde a Obama rehacer la economía. Podría principiar por eliminar el trabajo ilegal, visando a los inmigrantes indocumentados. Con esa fuerza laboral, sin lugar a dudas, podrá recomenzar.
Me percataría que los miles de billones de dólares que se emplean en la guerra, ayudarían a las familias que perdieron o están perdiendo su casa por la crisis inmobiliaria. Esa plata fortalecería las finanzas sin endeudar el futuro de la nación.
No es la primera vez que los latinoamericanos fijamos nuestra esperanza en lo que pasa en las tierras del tío Sam en cada elección presidencial. Es como si quisiéramos recibir ayuda siempre. Pero aquel tío rico que poseía carros lujosos, viajaba por el mundo y de vez en cuando nos mandaba algo para mitigar el […]
En Estados Unidos la avaricia de algunos banqueros ha sido maléfica. Si hubieran negociado con los clientes se habría aliviado la crisis económica.