La muerte lenta de los «Farcsantes»

Manuel Marulanda "Tirofijo"
Manuel Marulanda «Tirofijo» de las FARC. Fotografía de Semana.

Cuando a mediados de la década de 1960, Manuel Marulanda Vélez, un colombiano iletrado y humilde, resolvió irse al monte a pelear contra el gobierno, pero en especial a resistir contra los terratenientes que les quitaron injustamente las tierras a él y a otros campesinos, todavía no lo conocían como “Tirofijo”.

Ese remoquete se lo ganó literalmente a pulso: disparando y matando. Pocos años después la influencia comunista hizo que, este rebelde y los hombres que lo acompañaban, sufrieran su primera metamorfosis, volviéndose bandoleros; comenzaron a robar, a asesinar y a secuestrar para financiar la “lucha revolucionaria”, con el propósito de tomarse el poder, sepultando poco a poco sus ideales de protegerse y defender al pueblo.

Se bautizaron como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –Farc-.

La segunda metamorfosis ocurrió en la década de 1980, cuando a “Tirofijo” y a sus hombres, los sedujo el negocio del narcotráfico y aunque al principio sólo recibían beneficios cobrando un “impuesto de guerra”, poco a poco se apoderaron de zonas estratégicas de los carteles de la droga.

El narcotráfico borró por completo la ideología revolucionaria de las Farc. La mayoría de los niños y jóvenes combatientes (alrededor de 12 mil hoy día) ni se enteran que hacen parte del grupo armado de un poderoso cartel de las drogas.

Los que sí saben que jamás se tomarán el poder por las armas son los pocos miembros del “secretariado”, una especie de politburó, con privilegios extravagantes y repulsivos, desde comer y vivir a cuerpo de rey, hasta tener placeres sexuales con niñitas, como lo hace el compinche de “Tirofijo”, un sesentón llamado Raúl Reyes, miembro de ese “secretariado”, a quien le gustan las muchachitas recién les baja la regla. Imagínense ese hombre como Ministro de Educación, si algún día las Farc llegasen al poder.

Pero, además de abusar de menores y especialmente de mujeres, violan los derechos humanos, con la potestad que se auto-otorgaron denominándose “el ejército del pueblo”, secuestrando y matando a los que dicen defender.

Esa realidad innegable, ahora exhibida más claramente ante la opinión pública, es la que está provocando la muerte lenta de los “farcsantes”, desenmascarados ante el mundo. Muchos ya saben sus verdaderas intenciones, especialmente europeos, que ante la ceguera y la sordera izquierdista, todavía creían que esos facinerosos luchaban por la “liberación del pueblo”. Sus propias acciones sangrientas y criminales demostraron quiénes son en realidad.

Aunque esto suene como una victoria del gobierno colombiano o de las fuerzas armadas y hasta del propio pueblo que el pasado lunes 4 febrero los puso en evidencia repitiendo en millones de voces “no más farcsantes”, realmente no lo es. Quienes se han clavado el cuchillo son ellos mismos, mostrándose como los monstruos que son.

Han perdido fuerza. Por lo menos 600 guerrilleros presos en cárceles colombianas, también vociferaron “no más Farcsantes” y anunciaron desde la prisión, que no son “canjeables” por los secuestrados que las Farc tienen en la selva. Ya no quieren volver al monte a pelear por una revolución mentirosa.

A pesar de esto, los del “secretariado” no permitirán que “sus hombres” dejen las armas tan fácilmente, porque se les acaban los privilegios de “monarcas” que conservan sometiendo a campesinos, niños y jóvenes, en su red de mentiras.

No crean que ante el develamiento de la verdad de una guerrilla farcsante, el problema vaya a terminar. Aunque en el gobierno de Álvaro Uribe han sufrido el peor retroceso en varias décadas, pasarán otros 20 años para que el ejército colombiano pueda aniquilarlos o que se transformen en una fuerza democrática y participen en elecciones, aunque sería desastroso darles espacio político a narco-terroristas, pero en nuestros países Latinoamericanos se ven cosas peores.

Las Farc están acorraladas y débiles, pero todavía no son inofensivas. Hay mucho trecho que recorrer para lograr la muerte definitiva de este organismo canceroso.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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