Propuesta que espanta: legalizar las drogas

Es malo proponerlo, porque es un tema sombrío, en un mundo lleno de intereses políticos y económicos, donde la conciencia se va de vacaciones cuando se llenan los bolsillos con dinero ilegal.


Es malo proponerlo, porque las víctimas del narcotráfico podrían estar cerca, desde hijos que pudieran usar drogas sin prever el peligro porque no les enseñaron el riesgo, hasta ejecutivos y amas de casa que les urge usarlas para aguantar el acelere de la vida moderna o reposar en un letargo de fantasías y así olvidar la realidad.

Es malo proponerlo aunque hayan cientos de muertos, desde los que denunciaban en sus tribunas de prensa a los jefes de los carteles, hasta los que luchaban contra ese negocio maligno: dirigentes, jueces, policías y soldados, que ahora están en la tumba olvidados en el tiempo.

Es malo proponerlo, porque quien lo hace se arriesga a ser marcado con hierro caliente y visto como amigo del narcotráfico y enemigo de los Estados Unidos. Quienes lo han insinuado, viven con un dedo encima de su cabeza acusándolos.

Es malo proponerlo, porque es un tema sombrío, en un mundo lleno de intereses políticos y económicos, donde la conciencia se va de vacaciones cuando se llenan los bolsillos con dinero ilegal.

Es malo proponerlo, aunque la guerra contra las drogas se perdió desde el momento en que se declaró en 1984 en el gobierno de Ronald Reagan. Lo único que se ha logrado es colmar los cementerios de cadáveres, se ha obligado al exilio a los que guerrean contra los carteles y se han llevado a las cárceles a muchos capos que son reemplazados en un dos por tres.

Es malo proponerlo, aunque la marihuana, por ejemplo, es uno de los cultivos más lucrativos de los Estados Unidos con ganancias anuales de 36 mil millones de dólares, lo que podría representar importantes ingresos en impuestos como lo hacen con el licor y el cigarrillo.

Es malo proponerlo, aunque en algunos estados de este país, se permite el uso “medicinal” de la marihuana, en una falsa moral que no tiene nombre.

Es malo proponerlo, porque es más rentable para ciertos burócratas, tanto de los Estados Unidos como de Latinoamérica, que la ofensiva continúe, en vez de promover con ese dinero el progreso social y económico en los países productores para que comience a reducirse el estímulo de la gente por ganar dinero fácil.

¿Por qué parte de esa plata de la guerra contra las drogas no se invierte en desarrollar la agricultura, la ganadería y la industria? En las zonas cocaleras y amapoleras de México, Colombia, Perú y Bolivia, les vendría bien recibir insumos agrícolas, tractores, hacerles carreteras para sacar los productos y pagarles mejores precios a los campesinos por las cosechas.

Es malo proponerlo, porque no hay estudios precisos para establecer si la adicción disminuiría al legalizar la droga. A pesar de esas dudas, muchos creen que hay que hacerlo para arrinconar la corrupción y acabar la criminalidad y la violencia que genera su comercio clandestino.

Es malo proponerlo porque la gente teme escuchar a los vendedores ambulantes gritar ¡Cocalboro! en los semáforos y ver a los adictos pedir cocaína o heroína, como si ordenaran tequila en un bar o una discoteca.

Es malo proponerlo porque se sospecha que es una forma de legitimar y perdonar a los narcotraficantes, pero lo que no quieren aceptar los opositores es que la legalización sería para controlar la producción, comercio y consumo e invertir más en enseñar a los niños y jóvenes los perjuicios que causan las drogas en la salud mental, física y social.

Es malo proponerlo, porque el país donde se consume más, los Estados Unidos, no quiere ceder y sin su apoyo la legalización es imposible.

Con esa realidad es aconsejable ni siquiera pensarlo, aunque muchos sabemos que finalmente todos pierden, los que venden, los que compran y los que luchamos en su contra.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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