¿Las teorías de los chiflados?

Me intriga quiénes encubren o tergiversan la verdad.

Las torres gemelas

Amigos árabes me recitan en voz baja que fue una conspiración del gobierno estadounidense, la mafia petrolera, el Mossad (inteligencia de Israel) y la CIA.

Cuando se lo digo a mis amigos judíos se escandalizan y me califican de antisemita; hasta el novio de mi hija se molestó. Algunos me dejaron de hablar, porque insinuar dudas sobre ese país y su visión de Dios, es volverse enemigo.

Desde que ocurrió el horrendo ataque a las torres gemelas en Nueva York y el Pentágono en Arlington, el 11 de septiembre de 2001, las teorías de conspiración circulan en la Internet y hasta en el canal Discovery.

Rumoran que un día antes del atentado un piso de oficinas de israelíes fue desocupado. También que nunca se estrelló un avión en el Pentágono y que las torres cayeron por una implosión controlada.

La pregunta más inquietante es ¿qué pasó con el edificio 7, conocido como la tercera torre, cuya mole de 47 pisos se desmoronó horas más tarde que las torres gemelas? De acuerdo a las pruebas, el colapso sucedió después que una reportera de CNN lo informara, teniendo todavía la imagen del inmueble intacto erguido al fondo.

Tras conocer las denuncias de complot, el Instituto Nacional de los Estándares y la Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) con sede en Washington, concluyó en un informe que el derrumbe de la torre 7 ocurrió por varios incendios ordinarios. Dicen que el hierro se derritió como plástico.

La organización «Arquitectos e Ingenieros para la Verdad del 9-11», asegura que esa explicación oficial es imposible, y sostiene que lo que debió ocurrir fue una demolición controlada. Indican que sería el primer y único rascacielos de acero en el mundo que habría caído a causa de un incendio.

En la torre 7 funcionaban agencias secretas, donde guardaban datos clasificados sobre tramas pasadas y futuras.

Las teorías de conspiración son desvirtuadas por los acusados, satirizando a los que las difunden como chiflados o satanizándolos como antipatriotas que están en contra de la democracia y la libertad. A los que piden reabrir la investigación, los difaman diciéndoles idiotas útiles de los malos, sean comunistas o islámicos radicales.

Me intriga quiénes encubren o tergiversan la verdad.

Algunos argumentan que, ¿a quién le cabe en la cabeza que un gobierno se ataque, mate a casi 3 mil personas y cause daños crónicos y letales a miles más, entre el equipo de rescate y limpieza y los vecinos de la zona cero?

Mis amigos árabes dicen que al mismo gobierno que armó una guerra buscando inexistentes armas químicas, sólo por control geopolítico y para rebajar el valor de la gasolina en su país. Los judíos ratifican que fueron los terroristas árabes que no poseen corazón ni razón.

Si continúo con estas elucubraciones, mi yerno y quizás mi hija, me dejarán de hablar definitivamente y tal vez jamás conoceré a mis nietos con sangre semita, si es que nacen.

En todo esto ha primado el extremismo religioso de algunos islamitas como de ciertos israelíes, muchos de los cuales a través de ese delirio ocultan ambiciones de dinero y poder.

A 9 años del ataque, los culpables no merecen el perdón humano y tendrán que rendir cuentas al Dios que se disputan que es el mismo de todos.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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