Latinoamérica: pronóstico reservado

Este año de elecciones en algunos países, los dineros “calientes” circularán comprando conciencias y los candidatos deshonestos, calladitos, se embolsarán el dinero, feriando el destino de las naciones.


Quisiera comenzar el 2011 con grandes dosis de optimismo para latinoamérica, pero el panorama no es nada prometedor. Este continente se enfrenta a un sinfín de crisis sociales, económicas, políticas y de inseguridad en aumento.

Doy un repaso rápido: Un insólito incremento del narcotráfico en México, donde los carteles lograron infiltrar el comercio, la política y las autoridades.

El Estado se debilitó y la sociedad amedrentada, en varias regiones, está impotente y prefiere bajar la guardia echándole la culpa al Gobierno. Censura de prensa, expropiación de patrimonios privados y auto golpe de Estado en Venezuela que le permitirá a Hugo Chávez manipular las leyes para fortalecer su gobierno totalitario.

En Guatemala, aumento de los secuestros, los asaltos en las calles para robar celulares a la vista de todos y extorsiones a comerciantes y transportadores con la promesa de no hacerles daño. El lunes 3 de enero, una bomba incendiaria estalló en un bus con saldo de 7 muertos. Los delincuentes creyeron que el dueño del carro no había pagado el chantaje.

Asesinatos de por lo menos 10 periodistas en Honduras en el último año y el aumento desmedido del crimen callejero, un mal que también padece Nicaragua, donde avanza una dictadura financiada con dineros de dudosa procedencia. A pesar de la pobreza que padece la gente en países de Centroamérica, la proliferación de automóviles de lujo y edificios de apartamentos fastuosos desocupados, son síntomas de que pasa algo malo. Esas señales se repiten en varias naciones latinoamericanas como si fueran enfermedades endémicas, asociadas a la pobreza, al resentimiento social y a la indolencia estatal.

Ciertamente una causa es la falta de gobernabilidad. Algunos dirigentes, sin moral ni ética, están enfrascados en luchas intestinas por el poder, olvidando sus tareas. En ese río revuelto, sacan provecho los corruptos, los bandidos y los narcotraficantes, que enfilan baterías para comprometer a políticos, con el fin de robustecer los negocios ilícitos que podrían llegar a ser imposibles de frenar si no se hace algo ahora.

Gobiernos como el de Venezuela, Nicaragua y Guatemala ya están infiltrados por la delincuencia organizada a través de funcionarios corruptos y ese imperio no lo cederán tan fácilmente.

Una vez las bandas criminales llegan allí, el Estado queda a su merced y eliminarlas es una lucha difícil. Este año de elecciones en algunos países, los dineros “calientes” circularán comprando conciencias y los candidatos deshonestos, calladitos, se embolsarán el dinero, feriando el destino de las naciones.

¡Abran los ojos latinoamericanos! porque los carteles de la droga y la corrupción no descansarán hasta lograr su plan. La prensa libre y honesta debe vigilar y denunciar cualquier sospecha de penetración a los gobiernos por parte del crimen organizado.

El pueblo, a través del voto, tiene en sus manos el privilegio y la responsabilidad de cambiar el pronóstico reservado de los países, para sacarlos de la sala de cuidados intensivos y meterlos a la de recuperación, con el fin de volver a sembrar esperanza y brindar a nuestros hijos y nietos el futuro que merecen.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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