Indudablemente hay algo turbio en los casos de Noriega y Ledher. ¿Saben demasiado de las mafias gringas? ¿Conocen secretos que comprometen a gobiernos o a líderes actuales?

No es descabellado lo que dice la defensa de Manuel Antonio Noriega en el juicio llevado a cabo en París, que “existen otras razones, además de las judiciales”, para mantener lejos y callar al ex dictador de Panamá.
Tampoco es absurdo que pudiera existir un pacto entre Estados Unidos y Francia y que la fiscalía francesa esté beneficiando la decisión de la justicia norteamericana de no regresarlo a su tierra.
Noriega, derrocado, capturado y extraditado en 1989 a USA, quien fue agente de la CIA, sin duda sabe mucho y oculta un pasado sombrío.
La política es paradójica. Francia le colgó en el pecho a Noriega, en 1987, la medalla “Legión de Honor”, máxima distinción de ese país. Sin embargo, el próximo 7 de julio podría condenarlo a 10 años de prisión por lavar dinero del narcotráfico.
Dice el fiscal francés que Noriega construyó “una ingeniería del mal” en la que protegía al Cartel de Medellín, a cambio de dinero, para que la droga pasara por Panamá sin problemas, en su camino de Colombia hacia el norte.
No hay duda de que Noriega es culpable, pero por narcotráfico ya fue condenado en Estados Unidos.
Lo que despierta suspicacias es por qué el aislamiento carcelario del ex hombre fuerte y el afán de que no regrese a Panamá.
Lo mismo ocurre con Carlos Ledher, hoy de 61 años, ex socio de Pablo Escobar, quien sirvió de testigo contra Noriega revelando detalles de la complicidad del General con el capo colombiano y aunque cumplió su pena sigue preso. Nadie puede hablar con él, ni su hija a quien no le dan visa para viajar a verlo.
En 1983, Ledher cometió su primer error al admitir en televisión que era narcotraficante. Pero también acertó pronosticando que “la cocaína sería la bomba atómica de Latinoamérica”. En 1987 fue capturado y extraditado a los Estados Unidos.
Indudablemente hay algo turbio en los casos de Noriega y Ledher. ¿Saben demasiado de las mafias gringas? ¿Conocen secretos que comprometen a gobiernos o a líderes actuales?
Otros presos embarazosos son Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, del Cartel de Cali, que de acuerdo a una fuente de la DEA “se pudrirán en la cárcel por lo que saben del Proceso 8000 o narcoescándalo”. Yo pienso que sólo fueron un trofeo de la justicia americana; chivos expiatorios usados y desechados a su tiempo por la clase dirigente colombiana después de sacarles provecho.
¿Por qué algunos narcotraficantes son más «peligrosos» que otros? ¿Por qué castigan más a quienes han sido involucrados con políticos y dirigentes latinoamericanos o los que invierten su dinero fuera de los Estados Unidos? ¿Qué encubren las autoridades con ciertos capos? ¿La basura debajo de sus camas?
No creo que sean infundadas las sospechas de que el negocio de las drogas ilegales y las armas tienen sus propias mafias en Washington y Wall Street.
Si Ledher entregó a Noriega sería justo ya enviarlo a Colombia y si debe algo allá que lo pague. Él fue útil al develar parte de la red de corrupción del entonces alto gobierno de Panamá.
Noriega, hoy de 76 años, tiene en su país tres condenas de 20 años cada una por delitos contra los derechos humanos.
Si regresa habría que ver si sus viejos aliados no le buscan un indulto, porque, sin lugar a dudas, ciertos sectores de la clase política y la sociedad panameña temen que los malos olores de la olla podrida que él guarda se esparzan por el barrio San Francisco, donde tendría el privilegio de pagar casa por cárcel.
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