Arrepentios, o disfrutareis de placeres

Luís de Jesús Miranda.
Luís de Jesús Miranda. Fotografía de El Tiempo.

Quizás me condenes al fuego eterno por revelar tus secretos. Lo siento Jesús, pero la tentación es más grande que la fe por ti. Y tú sabes muy bien que no me refiero a nuestro Señor Jesucristo sino a tí, Jesús “hecho hombre”, que andas por

ahí pregonando la palabra del apóstol Pablo, con una verborrea cercana al satanismo y amenazando a diestra y siniestra con provocar terremotos, desolación y muerte a quienes no crean en ti.

Tengo que recordarte que aunque suplantas impunemente la palabra de Dios, fuiste bautizado en Puerto Rico, como un mortal más, con el nombre de José Luís de Jesús Miranda; no sé por qué tanta vanidad de teñirte el cabello para ocultar tu edad sesentona, si tú mismo fustigabas ese pecado cuando dedicabas tu vida a predicar la palabra cristiana, aunque antes habías caído en “errores” muy humanos: fuiste ladrón, adicto a la heroína y la cocaína; te has casado un par de veces y en los últimos veinte años sufriste esa metamorfosis singular que te alejó de las bendiciones de tu familia: primero dijiste que eras un ángel enviado por Dios, después señalaste que en ti reposaba el espíritu del apóstol Pablo que entró a tu cuerpo, como quien recibe una dosis de choques eléctricos; hace pocos años anunciaste que el propio espíritu de Jesucristo resucitado se te metió adentro de tu ser y ahora andas propagando que eres el mismísimo anticristo. Uff… se me ponen los pelos de punta con sólo pensarlo.

Hiciste que unos cuántos seguidores tuyos se marcaran el “tenebroso” símbolo del 666 en su cuerpo. Pero eso no me asustó. Yo sé que hizo parte de una estrategia publicitaria para hacer conocer tu secta. Lo lamento por los ingenuos que se hicieron la marca y no quisiera ver sus caras el día que despierten de su alucinación.

Tú, de Jesús Miranda, ofreces una suculenta carnada para los peces ávidos de cosas nuevas en el caudaloso río de las confusiones espirituales. Según la interpretación que haces de las epístolas de San Pablo: no existe el infierno, tampoco el pecado y hay que vivir en opulencia: “Yo debo ser rico, tú debes ser rico, todos debemos ser ricos”, me dijiste aquella vez que te hice transpirar y te lo pregunté: ¿por qué sudas tanto y te ves nervioso si eres sublime?, “Porque soy de carne y hueso”, confesaste. ¡Buena respuesta! Dándote el beneficio de la duda, el verdadero Jesús, antes de ser crucificado, seguramente sudó y sangró.

Tú y algunos de tus seguidores beben, fuman y hacen el amor cuando quieren y con quien deseen. Tu iglesia está colmada de mujeres bonitas y hasta provocativas.

¡Cómo no se le ocurrió esto al Papa católico en estos tiempos que pierden tantos feligreses! ¡Qué falta de imaginación!

Eres un hombre inteligente, sin lugar a dudas, y muy listo. Utilizas con gran maestría a los medios de comunicación y a los periodistas como yo que buscamos noticias novedosas. Te damos vitrina para que la gente tenga oportunidad de entretenerse viendo televisión.

Cuando te entrevisté para el programa donde trabajo, también te pregunté ¿qué maravillas puedes hacer? ¿qué poder tienes? Respondiste: “yo transformo la ignorancia en sabiduría. A las personas más humildes los hago los grandes teólogos. Yo no vine a hacer señales. Yo vine a educar y a consolar y a edificar la iglesia”. Finalmente lo que más me intrigó fue qué va a pasar con tu espíritu metamórfico que llevas por dentro de tu cuerpo terrestre, cuando mueras por causas naturales o no naturales; te señalo causas no naturales porque me preocupa que otro lunático esté dispuesto a matarte sólo para evidenciar que no eres Jesús en la tierra y mucho menos el “anticristo”. ¿Vas a morir?, “Yo no puedo morir, yo voy a ser transformado”. Eso me dijiste antes de que te transfiguraras en el “anticristo”.

Tengo que abonarte que tu estrategia es excelente. Has logrado la atención de presidentes centroamericanos, que se distraen de sus labores oficiales para reprocharte o impedir tu visita. Has cautivado a ciertos sectores de la prensa estadounidense (yo me incluyo) y has despertado la ira de cristianos de todos niveles, incluso de tu propio hermano, Carlos de Jesús Miranda, pastor de una iglesia evangélica en Hialeah, Florida, que te ayuda, sin proponérselo, a ser más famoso. Eso es lo que buscas, los efectos mediáticos y así aglutinar discípulos que tal vez están perdidos en su fe.

Aunque, como dije al principio, tu verborrea se acerca al satanismo, yo comprendo que es sólo con la intención de llamar la atención. No hallé en tus sermones ningún mensaje que pudiera preocupar al mismísimo Dios o favorecer al demonio. Asistí a varias de tus conferencias en tu iglesia en Miami y salvo que dices quien dices ser, tu predicación es similar a la de muchos pastores cristianos. Con la diferencia que promueves el derroche. Eres un hombre de carne y hueso con ambiciones desmedidas.

Me impresionó entre tus feligreses el excesivo diezmo que dan, su felicidad desbordante que linda con el delirio y su mirada profunda que impide ver con claridad sus pupilas, pero estoy seguro que tan sólo es por el embelesamiento de creer que realmente están acompañando al propio Dios en su nueva venida a la tierra.

Tu mensaje no tiene nada de peligroso, pero que por ser tan fuera de la realidad decir que eres Dios, causan más risa que atención. La gente te creería más si expresaras que eres un enviado de Él. Hasta soportaríamos que reclamaras la personalidad de algún apóstol, como lo hiciste al principio, pero decir que eres “Jesucristo hecho hombre” o el “anticristo”, es verdaderamente cómico.

Posdata/ Si esta columna de opinión la leyó usted, he vencido la primera amenaza del tal Jesús “hecho hombre” o “anticristo”, el dirigente de la «iglesia Creciendo en Gracia», con sede principal en Miami, Florida. Sus profecías eran mi fin. Según él, su poder le permite acabar con la carrera profesional de alguien y enterrarlo para siempre en la oscura cueva del silencio. ¡Dios me libre de semejante castigo!, aunque en realidad quisiera ser desterrado a una playa solitaria y disfrutar de algunos de los placeres que él ofrece. Amén.

Raúl Benoit
Sígueme
Últimas entradas de Raúl Benoit (ver todo)
Compartir

Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

Leave a Reply

Your email address will not be published.