En la corte nos vemos

Leyes y sociedad.

Es más fácil encontrar a quien demandar que ganar la lotería, me dijo sin asomo de vergüenza, un abogado de accidentes de Miami.

Aspirar a que las leyes resuelvan las querellas es normal, tanto en Estados Unidos como en Latinoamérica, con la diferencia que en nuestros países beneficiarse es difícil, porque, aunque seguramente son buenas, no siempre se pueden aplicar por varias razones: falta de empleados estatales, corrupción y hasta pereza administrativa.

Al pisar suelo estadounidense, ese desengaño por las leyes que nos deberían proteger, sufre una transformación, cuando descubrimos que aquí sí funcionan para la gente. Entonces, surge el desafío de ponerlas a prueba. Un reto que a veces se vuelve desvergonzado, en el momento en que se intenta conseguir ganancias fáciles y ocasionales.

Recuerdo un caso de una banda de timadores hispanos, que fingía accidentes en estacionamientos cuando alguien retrocedía su automóvil para salir de un lugar; el truco consistía en dejarse golpear levemente, gritar de dolor y amenazar al chofer con llamar a la policía. Si no conseguían un “donativo”, con toda seguridad una corte le daría la razón a “la víctima”.

Otro caso. Ana Ayala, hizo un tétrico hallazgo de un dedo humano en un alimento de la cadena de restaurantes Wendy’s. Fue un engaño de la mujer que planeó enriquecerse, utilizando el dedo que se cortó un amigo del esposo en un accidente industrial. La llevaron a la cárcel por intento de fraude.

Lindsay Lohan, la actriz que dicen es borracha y drogadicta, protagonista de “Herbie”, la película del Volswagen, fue demandada por Raymundo Ortega, un mexicano empleado en un restaurante de Beverly Hills. De acuerdo a la queja, Lohan, con su Mercedes Benz, estrelló la camioneta de Ortega en octubre de 2005 y él busca ganar por lo menos 200 mil dólares, aunque la Patrulla de Carreteras de California concluyó que quien ocasionó el accidente fue Ortega, al hacer un giro ilegal de 180 grados. El caso todavía sigue en corte.

La victimización de los inmigrantes es una manera fácil de ganar dinero. Pero hay algo aún más penoso, explotar un tema detestable: la discriminación.

Sin duda, esta mañana amaneció alguien frotándose las manos con ganas de demandar por discriminación. El que se siente segregado por no hablar inglés, cuando nuestra obligación es aprenderlo en este país. Otro que quiso comprar un carro o una casa y no le dieron el crédito porque no tiene historial bancario o solvencia y alega que fue racismo. El que se resbaló en un pasillo del aeropuerto, aunque es obvio que tenemos que dar la vuelta cuando hay avisos de advertencia, pero discutirá que no estaban en español. El que fue mordido por el perro del vecino y señala que ese animal es racista.

Muchos ruegan para que los atiendan mal en un lugar y demandar. Una frase popular es: “en la corte nos vemos”. Hay fiebre de demandas.

Existe tanto miedo a una demanda en Estados Unidos, que los médicos nos hacen firmar papeles para lavarse las manos por cualquier situación que pueda comprometer su práctica. Las indicaciones de los frascos de los remedios o las recomendaciones en lugares públicos para evitar accidentes resultan tan excesivas que se convierten en cómicas y hasta poco entendibles.

En mi país le llamamos a esa maña bribona de tratar de sacar provecho de todo, “malicia indígena”, en este caso “malicia latina”. Ese espíritu ventajoso que pone a temblar a los que prestan servicios, al vecino, al gobierno, a la empresa donde trabajamos o a quien sea.

¿Por qué donde hay hispanos existen más abogados de accidentes y compensaciones por fraude? Porque somos quejones y ganarse una demanda es más fácil que acertar la lotería, aunque si contamos con suerte ganamos la demanda y también la lotería.

Las leyes son para aprovecharlas, sin lugar a dudas, pero con reclamos basados en la verdad. De lo contrario es fraude. Ganémonos el privilegio de disfrutar de un país con leyes, trabajando honestamente y olvidémonos de las demandas, a menos que ocurra algo que lo amerite.
A veces, detrás de esas quejas, lo que muchos intentan es encubrir la mediocridad.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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