Las denuncias aseguran que dos aviones cisterna de la Fuerza Aérea de Estados Unidos tuvieron incidentes y su tripulación se vio obligada a lanzar la carga sobre Arkansas. Otros rumorean que fue un experimento deliberado.

Entre teorías apocalípticas y conspiraciones militares, se debaten las raras muertes de animales en el mundo.
Se comenzaron a conocer a finales de diciembre de 2010, cuando se divulgó que murieron peces, en forma masiva, en el Lago Azuei, en Haití. La primera explicación señaló que fue un desequilibrio químico en el agua.
Pero la mortandad siguió en otras latitudes.
El 31 de diciembre, alrededor de 5 mil aves cayeron del cielo sobre un poblado de Arkansas y un día antes, por lo menos 100 mil peces flotaban sin vida en las orillas del río que lleva el nombre del Estado.
Dos días después se encontraron 500 pájaros muertos en una autopista en Luisiana. Al mismo tiempo, en “caso aislado”, mil 500 fardelas negras, sucumbieron en la costa norte de Chile; el 4 enero, unas 10 mil aves selváticas en Winnipeg, Canadá; el 5 de enero, 100 grajillas, de la familia de los cuervos, en la localidad sueca de Folköping; el 7 de enero, otros cientos de pájaros aparecieron muertos en Faenza, Italia y a finales del mes, miles de peces flotaron en una Ciénaga de la aldea El Llanito, cerca de Barrancabermeja, Colombia.
Las hipótesis van, vienen y crecen por el hermetismo oficial y científico.
Entonces, surgen especulaciones. Explican que las causas son las radiaciones solares que azotan la tierra con mayor frecuencia en los últimos tiempos. Se habla de cambios en los polos y como evidencia difunden que el aeropuerto de Tampa, Florida, reformó la posición de sus pistas de aterrizaje.
National Geographic dijo que el polo norte magnético se está deslizando desde su localización actual en el extremo norte de Canadá hacia Rusia, a una velocidad de 64 kilómetros por año y esto altera la manera de orientar a los aviones. ¿Y a los pájaros cómo los afecta?
También teorizan que fue el frío. Asimismo dicen que los fuegos artificiales de año nuevo asustaron a las aves de Arkansas haciéndolas estrellar contra edificios. Los más ingeniosos o alarmistas aseguran que estas muertes son señales del fin del mundo.
Y como no pueden faltar las teorías conspirativas, aquí va una: El 3 de enero de 2011, un experto en armas biológicas y químicas, John Wheeler, fue brutalmente asesinado y su cuerpo arrojado a un basurero. Wheeler, graduado en Harvard y Yale, era un científico del Pentágono.
Se supone que lo mataron porque amenazó con descubrir un plan macabro. Los días de la mortandad de peces y aves, la Fuerza Aérea trasladaba de o hasta el Arsenal “Pine Bluff”, situado en el sureste de Arkansas, una cantidad sustancial del venenoso gas Fosgeno, que se describe como una de las armas químicas más temidas, porque estalla los pulmones y las vías respiratorias.
Las denuncias aseguran que dos aviones cisterna tuvieron incidentes y su tripulación se vio obligada a lanzar la carga sobre Arkansas. Otros rumorean que fue un experimento deliberado. Dicen que esta podría ser una historia de mentiras y complots, donde se debe mantener silencio.
Nadie sabe la verdad. Ni las autoridades ni los científicos han sido claros para justificar estas muertes súbitas y quizás tendrán que pasar décadas para que el público sepa los secretos, si es que nuestro planeta, como lo conocemos, sobrevive a la autodestrucción humana.
El empleado del Pentágono, John Wheeler, fue grabado por una cámara de seguridad de un estacionamiento pocos días antes de su brutal asesinato. Una empleada dijo que él se comportaba en forma errática, no presentaba olor a alcohol y se quejaba de que su portafolio había sido robado. Según dicen las fuentes, Wheeler conocía a fondo secretos de armas químicas de Estados Unidos y había enfrentado a sus superiores para que dieran a conocer el incidente de Arkansas.
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