La Vida es Buena

Quien sólo quiera refunfuñar que se vaya pa’l monte, como decía mi abuela. Quien esté dispuesto a transmitir optimismo, ¡adelante!

La vida es buena
La vida es buena.

Hace un tiempo me encontré a Sofía sonriendo y tarareando una canción, a pesar que la despidieron del empleo. Ella, además, está a punto de perder su apartamento y su marido se fue con una mujer de menor edad.

La empresa de diseño de interiores en la cual trabajaba aportando ideas importantes, tuvo que reducir los empleados en medio de la crisis económica que vive Estados Unidos. Muy pocos invierten en asuntos de decoración en tiempos difíciles.

Días más tarde, preparando un reportaje para Univision, entrevisté al constructor estadounidense Jorge Pérez, quien atraviesa momentos duros financieros, por lo cual ha tenido que despojarse de millonarias sumas de dinero y de esplendores de su vida de magnate.

Sofía, quien casualmente compró un apartamento en unos de los condominios de Jorge y él, que ha contribuido al desarrollo del sur de la Florida en los últimos 30 años, representan los dos lados de la moneda de la que podría considerarse la segunda depresión que vive este país.

Pero en medio de todos sus problemas, ellos me dieron una lección: a mal tiempo, buena cara. O mejor aún, mirar el vaso medio lleno y no medio vacío.

Algunos me dirán, si Pérez es rico no va a sufrir, pero detrás también hay tristezas y angustias. Mientras nosotros tenemos que pagar la luz, el agua y el colegio de los hijos, Jorge tiene que responder por deudas multimillonarias a los bancos.

No es la primera vez que sufre un trance espinoso, pero Jorge no está dispuesto a rendirse, aunque ahora tenga que diversificar su negocio.

Sofía, quien sólo tiene 31 años me dice que está feliz porque ahora valora lo que posee y sabe que lo perdido no era para ella. Su ex marido, por ejemplo, dependía de sus ingresos para darse una vida cómoda y sobre el apartamento comenta feliz que “vendrá uno mejor”. Con sus títulos universitarios  y maestrías, Sofía ahora trabaja como mesera en un restaurante, pero no ha dejado de repetirse: la vida es buena.

Sin personas como Jorge el mundo financiero no funcionaría y sin Sofías, el universo empresarial de Jorge tampoco existiría. Dependemos los unos de los otros y tenemos que entenderlo para contribuir con nuestro grano de arena y salir del hoyo.

El primer paso es mirar la vida diferente. Con esperanza. Cada mañana tenemos que agradecer al Creador por darnos salud, dejarnos disfrutar la naturaleza y tener la familia unida.

Si alguno de estos elementos no se encausan bien, entonces hay que buscar la fuente del problema. Quizás somos nosotros mismos. A veces, convertimos las dificultades en obstáculos que los ponemos en el camino hacia el éxito, lo cual no deja reconocer el futuro. Entonces, frente a esa ceguera, perdemos el razonamiento.

Es como embotellarse hasta que se acabe el oxigeno. Desperdiciamos energía y tiempo.

Quien sólo quiera refunfuñar que se vaya pa’l monte, como decía mi abuela. Quien esté dispuesto a transmitir optimismo, ¡adelante!

Sé que muchos hoy pueden tener en sus hombros, pesos enormes en lo económico, emocional y familiar; tal vez todo parece oscuro, pero siempre hay luz al final del túnel.

No esperemos que papá gobierno nos alivie el problema; ni ganarnos la lotería; no soñemos con un tío rico que muere dejándonos una herencia. La esperanza no puede centrarse en un milagro. El milagro somos cada uno de nosotros.

Tomemos nuestro destino en las manos y recordemos siempre que la vida es buena, si la sabemos apreciar y salimos de la cueva del miedo.

Raúl Benoit
Sígueme
Últimas entradas de Raúl Benoit (ver todo)
Compartir

Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

Leave a Reply

Your email address will not be published.