Mercaderes del miedo

El negocio del miedo es como una mafia, manipulado por codiciosos que no les importa arruinar la tranquilidad ciudadana y la paz mundial con tal de ganar dinero.

Atentados y terrorismo - Raúl Benoit
New York, septiembre 2001. Foto: Robert Clark.

Propagar miedo es también un negocio, como vender café o petróleo. Hay gente que se especializa en comercializar el terror.

Desde que ocurrió el ataque a las torres gemelas en Nueva York, en septiembre de 2001, ha sido evidente que es un oficio rentable.

Mantener a los pueblos bajo amenaza, en alerta de colores para anunciar el grado de intención de un ataque terrorista, pareciera parte de un juego macabro más que un peligro inminente.

La semana pasada surgió una nueva amenaza de Al Qaeda, la cual sucede en momentos en que Barack Obama ofrece resultados positivos en el fortalecimiento de la economía estadounidense que beneficiará a las mayorías, pero que tal vez perjudique a los mercaderes del terror.

Esperemos que esto no sea parte de la re-activación de un régimen de miedo para aguarle la fiesta a los que confían en lo que pudiera ser un respiro en la crisis económica mundial.

Obviamente no podemos minimizar el chantaje de los terroristas, pero debemos mirar con carácter evaluativo los anuncios fatalistas de los que dicen protegernos.

El jueves 2 de abril ocurrió un incidente que pasó inadvertido en los medios hispanos, pero que fue divulgado por la prensa anglo, gran favorecida del miedo.

En el Hospital General de Sebring, una pequeña ciudad del centro de la Florida, aparecieron sobres en los parabrisas de los carros en el estacionamiento y en algunos buzones de correo en la vecindad. Adentro había una carta amenazante y un polvo blanco que se creía contenía la bacteria ántrax.

A las pocas horas, el apacible Sebring, refugio de ancianos adinerados retirados, se convirtió en un centro de operaciones contra el terror.

Los empleados y pacientes del hospital fueron encerrados como si estuvieran contaminados y sus familias, angustiadas, se preguntaban por qué los terroristas escogieron a ese pueblo para hacer un ataque biológico.

Las especulaciones iban y venían. Pero al final resultó una falsa alarma. El negocio del miedo es como una mafia, manipulado por codiciosos que no les importa arruinar la tranquilidad ciudadana y la paz mundial con tal de ganar dinero.

Se benefician los gobiernos y las autoridades que infunden pánico con amenazas inexistentes. Entonces, prometen combatir el terrorismo, aumentando presupuestos y bonos de guerra y controlando las finanzas del estado, repartiéndolas entre los que “nos defienden”.

Detrás de ellos (en ciertos casos los mismos) se favorecen los fabricantes de accesorios de defensa, venta de armas, detectores de explosivos y químicos; los prestadores de servicios de protección y seguridad; los narcotraficantes y guerrilleros que aumentan los precios de sus productos, las drogas; los periodistas que transmiten la información con morbo.

Como si imponernos el miedo fuera poco, también nos obligan a entregar nuestra libertad, con el propósito falaz de resguardarnos.

“Quien esté dispuesto a sacrificar su libertad para conseguir mayor seguridad no merece conservar ni la una ni la otra”, dijo Thomas Jefferson.

Finalmente los únicos ganadores son los terroristas y los que ofrecen combatirlo, los mercaderes de la muerte.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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