Mi América soñada

Sueño con una América habitada por gente que respeta, que no engaña, ni miente, ni difama. Que no mata los sentimientos y las ilusiones por la intransigencia de querer imponer su ley.

América

Hace mucho tiempo no soñaba sobre el destino de esta tierra hermosa americana, pero han vuelto esos sueños recurrentes en donde los líderes que mandan dan un giro inesperado, progresista en sus planes e ideas y se convierten en verdaderos guías del continente.

Sueño con políticos que no roban ni engañan. Justos y sin ambiciones, que comienzan una revolución pacífica, cambiando el destino de las naciones sometidas por la manipulación de las democracias al servicio de poderes de extrema izquierda o de extrema derecha.

Sueño con una América libre de la tiranía económica y bancaria, donde se puedan desarrollar las naciones y no solo se enriquezcan unos pocos.

Sueño que en los Estados Unidos desaparece el espíritu belicoso y comienza una era donde los grandes presupuestos de la guerra se destinan a calmar el hambre en Latinoamérica. Donde las fronteras se abren y la discriminación desaparezca sinceramente.

Sueño con un pueblo venezolano liberado de un régimen socialista, el cual renuncia a seguir enfrentando a los ciudadanos y no mata a los jóvenes. Sueño que el chavismo corrige su rumbo y no camina hacia la delincuencia organizada como método de defensa del poder.

Sueño con un dúo de gobernantes, Maduro y Cabello, que van a la escuela para estudiar y ahora comprenden qué significa respetar los Derechos Humanos y la libertad. Sueño con los supermercados de ese país llenos de alimentos y que el papel higiénico ya no escasee y la carne, la leche y las verduras ya no las adquieran con cupones como en Cuba.

Y hablando de Cuba, he soñado que los Castro descansaron en paz y por consiguiente el pueblo se libró de ese estado catatónico que lo había dejado anclado en el pasado. Sueño que viajo a la isla y mi tomo una auténtica Cuba Libre.

Sueño con una Colombia sin odios, sin rencores ni envidias. Sin narcotraficantes que dañan la salud de otros por la codicia. Individuos nuevos que enfocan su inteligencia e imaginación para beneficiar a la gente. Sueño con una guerrilla cuyas únicas armas son el machete y el azadón que los usan solo para cultivar los campos volviéndolos productivos, acabando el hambre y la miseria.

Sueño con un México libre de violencia, unido por el progreso y sin intereses partidistas ni económicos, con empresarios como Carlos Slim que se vuelven menos codiciosos y que sus ganancias las inviertan en educación y salud para el pueblo.

Sueño con Daniel Ortega haciendo de Nicaragua un país desarrollado, sin rencillas y componendas para atornillarse en el poder. Este renovado Ortega decide, en mi sueño, avanzar hacia el futuro y desencadenarse del lastre desafortunado de la izquierda mal entendida que somete a la gente a un futuro de pobreza.

Sueño con una América habitada por gente que respeta, que no engaña, ni miente, ni difama. Que no mata los sentimientos y las ilusiones por la intransigencia de querer imponer su ley.

Sueño con un pueblo que ya no pregunta: ¿Qué voy a comer hoy?, sino que dice: ¡Qué bueno, comí hoy!

Al despertar de esta ilusión me doy cuenta que la América fantástica y macondiana sobrevive porque no pierde la esperanza y los sueños siguen siendo su más vigoroso alimento.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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