Nalgaditas necesarias

¡Cómo les hacen de falta a nuestros hijos esas nalgaditas que los padres nos daban para escarmentarnos!

Familia y sociedad

Desde hace algún tiempo me viene rondando en la cabeza el asunto de la pérdida de valores morales y éticos, tanto en la familia, como en el trabajo y en la sociedad en general. Suena un poco aburrido el tema, pero creo que los periodistas debemos poner el dedo en la llaga sobre estas enfermedades que aquejan a la sociedad actual y específicamente al ser humano.

Todo comienza en casa, cuando se rompe la disciplina y las reglas se pasan por la faja. Recuerdo que mi abuela exigía un horario para sentarse a comer en la mesa. Lo imité hasta que llegó el rompimiento matrimonial.

Preocupado, encuesté a ciertos amigos, padres de familia. Me sorprendí cuando admitieron que pocos de ellos establecen una hora de llegada nocturna. Le preguntan a los hijos: ¿a qué hora vas a llegar?, cuando debería ser: “Te espero a tal hora, ni un minuto más, ni un minuto menos”. Tampoco establecen horarios para ver televisión o usar la Internet; mucho menos se les exige participar en oficios caseros.

De vez en cuando hay que darles nalgaditas. Las “nalgaditas” no necesariamente son físicas, sino castigos materiales.

Otra sorpresa de mi encuesta personal fue que las familias no van a la iglesia en conjunto y en ciertos casos, ninguno de sus miembros jamás asiste realmente. Ni siquiera se reza una oración antes de cenar.

Un veterano papá se sorprendió cuando escuchó la pregunta de un compañero adolescente a su hijo: ¿qué es “Semana Santa”? ¿Qué es domingo de ramos? En Estados Unidos se aprende a olvidar la religión. Aquí se respetan más las tradiciones de otros cultos diferentes al catolicismo. Las empresas no permiten el recogimiento en estos días y se ignora el sacrificio de Jesús en la cruz.

La ausencia de fe, la falta de creer en algo, profundiza el rompimiento familiar y la desintegración social. Se perdieron los patrones tradicionales. En la sociedad moderna la familia sucumbe frente a nuestros ojos.

Padres con demasiada carga laboral, sin tiempo para “pequeñeces”, lleva a que los menores de edad no tengan la atención necesaria.

Las que más sufren son las familias hispanas que llegan a los Estados Unidos buscando un mejor futuro, sometiéndose a una carrera contra el tiempo para sacar a sus hijos adelante trabajando sin descanso.

Y aunque muchos creen lo contrario, la pérdida de la disciplina es más pronunciada en Norteamérica, que aparenta ser el país más civilizado de la región, donde el patrón a seguir es un programa de televisión que refleja a una familia disfuncional, típica de aquí: los Simpsons.

Para acabar de completar, las leyes en esta nación en vez de ayudar a la integración familiar, desunen. El Estado condiciona y se apropia del control familiar de una manera atrevida, castigando a padres supuestamente irresponsables, controlando la vida al interior del hogar, con el propósito de proteger excesivamente “el derecho” de los niños y jóvenes, quitándole a los padres su responsabilidad de educar a los hijos. Los padres, más que respetando la ley, temiéndole al Estado, dejan en éste la obligación que debería ser un asunto doméstico.

Esas contradicciones llegan a extremos. Hace poco una madre fue acusada ante una corte porque le dio nalgadas a su niña caprichosa que le hizo un berrinche público. La mujer fue grabada por la cámara de seguridad y casi la llevaron a la cárcel, pero finalmente un juez la obligó a ir a un curso para que “aprendiera a ser mamá”.

A los niños, en las escuelas, les enseñan a llamar a la policía, incriminando a los padres abusivos, lo cual está bien si se trata de un abuso real, pero mal si tan sólo es un castigo familiar. Entonces, envalentonados, los hijos amenazan a los papás.

¡Cómo les hacen de falta a nuestros hijos esas nalgaditas que los padres nos daban para escarmentarnos!

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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