Periodismo amordazado o arrodillado en Latinoamérica

!Qué pena me da el periodismo amordazado o arrodillado! Cuando un pueblo está mal informado o informado a medias, la democracia se enferma. Los periodistas somos los garantes de que el pueblo esté libremente enterado de la verdad, transmitiendo noticias independientemente, pero con responsabilidad social y ciudadana.

Periodismo arrodillado
Portada del libro de Raúl Benoit.

Algo malo está ocurriendo en algunos países Latinoamericanos con el periodismo.

Un  viejo amigo, de cuando comencé en este oficio en Colombia, me dijo: “No quiero tener problemas, prefiero no entrevistarte”. Él no fue el único que se negó. Por lo menos tuvo el valor de comentármelo. Otros ni siquiera me respondieron las llamadas.

Su miedo fue porque en mi libro “Prohibido decir toda la verdad”, el cual fui a presentar a Colombia después de 7 años de exilio, entre otras muchas realidades denuncio quiénes son responsables de la creación de las autodefensas o paramilitares y su conexión con la crisis que vive mi país llamada: “parapolítica”.

La negativa no me sorprendió porque cuando vivía en Colombia algunos periodistas me acusaban de antipatriota por transmitir las noticias al mundo y usaron ese argumento para atacarme sin piedad y obligarme a emigrar. Me defendí diciéndoles que no decir toda la verdad, equivalía a ser cómplices de los corruptos, los narcotraficantes, los guerrilleros terroristas y todo el que quisiera sacar provecho del Estado, atropellando el bien común.

Ahora que regresé a mi país me encontré con una decepcionante verdad. Un ambiente “enrarecido”, como dijo mi editor. La libertad de prensa está más enferma que antes. Hallé periodistas arrodillados al régimen y ocultando la realidad. Quieren mantener una burbuja de mentiras porque el presidente Álvaro Uribe, a primera vista, es un buen estadista, un gobernante con pantalones que acorraló a la guerrilla, fortaleciendo la esperanza de acabar la violencia, pero sin vigorizar la democracia.

Lo más significativo para los colegas es mantener “la buena imagen de Colombia en el exterior”, preocupación generalizada de mis paisanos, pero insustancial. Deberían alarmarse porque más de 60 congresistas son investigados por complicidad con los paramilitares y 30 de ellos, incluyendo a Mario Uribe, primo hermano del Presidente y pariente del criminal Pablo Escobar, están presos.

Colombia está otra vez colapsando institucionalmente y pocos lo quieren admitir. El ex-paramilitar Francisco Villalba, refugiado en Canadá, acusó a Uribe y a su hermano Santiago de participar en la planeación de una masacre en Antioquia. Cuando fue gobernador de ese departamento, Uribe creó las Convivir, que fueron cooperativas de defensa civil entrenadas por militares y financiadas por los ricos, las cuales se metamorfosearon en grupos paramilitares.

A mi regreso a Colombia descubrí que la gran popularidad del Presidente, la cual registran con orgullo ciertos medios de comunicación, no se nota en el ambiente callejero, donde hay un descontento subterráneo; la gente tiene temor de admitirlo en público. El índice de desempleo es muy alto, aunque la economía creció, favoreciendo a los ricos. Hay desapariciones forzadas; persecución a sindicalistas y asesinatos que ignora la prensa.

El caso de Colombia es parecido al de otros países a lo largo y ancho de Latinoamérica. En ciertos lugares la prensa en vez de estar arrodillada resiste acorralada.

Por ejemplo, en Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega intenta silenciar a sus críticos con censuras judiciales, amenazas físicas e introduciendo leyes que sin lugar a dudas pretenden coartar la libertad. En Honduras, algunos medios sólo informan lo que el gobierno muestra o las fuentes oficiales guardan silencio que es lo mismo que censurar. En la frontera México-Estadounidense, los periodistas son amordazados por la corrupción y el narcotráfico. Los valientes terminan en la tumba o en el exilio. En Venezuela, la justicia y las leyes se amañan para silenciar a los opositores al régimen, como ocurrió con Radio Caracas Televisión. Hugo Chávez interrumpe la programación cuando le da la gana.

!Qué pena me da el periodismo amordazado o arrodillado! Cuando un pueblo está mal informado o informado a medias, la democracia se enferma. Los periodistas somos los garantes de que el pueblo esté libremente enterado de la verdad, transmitiendo noticias independientemente, pero con responsabilidad social y ciudadana.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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