Realmente como columnista lo único que necesito saber para escribir sin temores, es que el capital de la sociedad propietaria del periódico no provenga de negocios ilícitos, narcotráfico o el robo de las arcas petroleras por ejemplo, pero, de manera especial, que la libertad de expresión sea respetada.
No hay nada más saludable para una democracia que una prensa autónoma y garante de la justicia, pero con responsabilidad social y humana.
El jueves 9 de diciembre pasado, Hugo Chávez introdujo ante la Asamblea Nacional un proyecto de ley que castigaría el uso de la Internet y las redes sociales que envíen “mensajes irrespetuosos a los poderes públicos».
Temo que el oficio de periodista está infectado por la conveniencia. Por las verdades a medias para tapar bazofias o divulgar mentiras completas que dejan utilidades.
La ley del miedo apenas comienza. Lo que vemos del bufón, con características perversas, son sólo las tiras de su sombrero cayendo sobre el rostro y difícilmente podemos identificarlo. Pero cuando saque totalmente la cabeza y el cuerpo de su teatrillo se conocerá el verdadero aspecto y los venezolanos que lo eligieron tendrán que asumir la responsabilidad, aunque su populismo los tiene hipnotizados lo que no les deja percibir el peligro.
Los periodistas debemos unirnos en torno a las libertades de prensa en Latinoamérica y ponerle mordaza a los que pretenden amordazarnos, defendiendo a colegas como Chamorro, libres, valientes y que dicen la verdad.