Maduro y Cabello son dos personajes astutos que sacarán provecho de la partida de Chávez; el extinto será leyenda y en la historia quedará como el salvador del pueblo, cuando en vida se derrumbaría solo, como de hecho ya se estaba derrumbando. Ellos, los herederos, están haciendo un trabajo minucioso, vigorizando la leyenda para usarla como nueva carnada de incautos. Chávez los sostendrá desde el sepulcro.
No defiendo el capitalismo salvaje. En cambio creo que los dirigentes de este continente deberían crear un sistema político de capitalismo popular, respetando la democracia y la justicia social, sin ambiciones personales.
Me da pena la diplomacia colombiana, que tras la amenaza de Chávez de anunciar vientos de guerra en la frontera, su advertencia de nunca reestablecer las relaciones rotas en una de sus rabietas, si subía al poder Santos, tras insultar y denigrar, lo invitan a casa y él abofetea de nuevo.
Igual que los hermanos Castro de Cuba lo advierten desde hace 50 años, el bufón de América Hugo Chávez delira con que comandos estadounidenses llegarán al Palacio de Miraflores y lo sacarán como hicieron con Manuel Antonio Noriega en Panamá.
Por ese camino va Nicaragua y tal vez Honduras, porque las argucias sagaces de Chávez todavía siguen andando soterradamente en las calles de Tegucigalpa.
Muchos acusan a Chávez de tener compromisos con delincuentes y no porque sea narcotraficante, sino porque, dicen, permite el trasiego de la droga y el lavado de dinero. Probarlo es difícil, pero sus paisanos repiten: blanco es y gallina lo pone.
…Hay que estar atentos a los planes maquiavélicos de Ortega, Correa y el emperadorcito Chávez, que en su esquizofrénica manera de creerse la reencarnación del Libertador Bolívar y repartiendo dinero a diestra y siniestra, está poniendo en peligro la estabilidad de Latinoamérica.
La ley del miedo apenas comienza. Lo que vemos del bufón, con características perversas, son sólo las tiras de su sombrero cayendo sobre el rostro y difícilmente podemos identificarlo. Pero cuando saque totalmente la cabeza y el cuerpo de su teatrillo se conocerá el verdadero aspecto y los venezolanos que lo eligieron tendrán que asumir la responsabilidad, aunque su populismo los tiene hipnotizados lo que no les deja percibir el peligro.
El destino que desafía a América Latina con administraciones de izquierda, algunas más radicales que otras, podría estar llevando al continente a una nueva era, que esperemos no sea de anarquía, como ciertos politólogos pronostican.
El problema no es el partido. Son los líderes que pierden la noción de la realidad y desvían el camino de servir al pueblo y al desarrollo de las naciones.