Desde hace algún tiempo me viene rondando en la cabeza el asunto de la pérdida de valores morales y éticos, tanto en la familia, como en el trabajo y en la sociedad en general. Suena un poco aburrido el tema, pero creo que los periodistas debemos poner el dedo en la llaga sobre estas enfermedades que aquejan a la sociedad actual y específicamente al ser humano.
No por llevar la contraria sino por convicción, seguiré siendo anacrónico y pasado de moda, porque el ser amable y respetuoso, no me hace menos hombre, sino todo lo contrario y así le enseño a mis hijos que se comporten. Si cumplen la regla, serán parte de otra orgullosa generación de pasados de moda.