Algunos países musulmanes castigan con látigo a quien piropee a las damas. En Latinoamérica “el látigo” es para las mujeres porque las miradas lascivas son actos que no se sancionan y por el contrario muchas veces lo justifican culpándolas a ellas: “se lo buscan por provocadoras”, me dijo una señora defendiendo a su hijo fisgón.