Ninguna comunidad es tan agresiva y competitiva entre sí como la de los latinos en los Estados Unidos. Escucho a venezolanos quejándose de sus paisanos porque son individualistas; a colombianos despotricando de los vecinos que afirman hacen lo imposible para perjudicarlos; a centroamericanos que riñen como perros y gatos y hasta he oído a cubanos, que se supone son los más unidos del sur de la Florida, hablando mal de su familia, aunque me consta que cuando llegan de la isla a Miami, a la semana siguiente tiene cama y trabajo.
El acosamiento a los inmigrantes en Estados Unidos pasó de la simple mirada ofensiva a la agresión física.
Ahora que se avivó el espíritu anti-inmigrante, El Cenizo vuelve a estar en la palestra, porque muchos creen que se está picando al monstruo de la discriminación.