Hugo Chávez debe estar revolcándose en su tumba, al enterarse de la rapiña de sus camaradas y no porque él sufriese por el pueblo, sino porque la revolución bolivariana, que él gestó de manera ególatra, sucumbe. Ninguno de esos “líderes”, en el fondo, quiso, apoyó y protegió los ideales socialistas y sospecho que ni el propio Chávez.