Los Zetas no tienen corazón, ni moral, ni honor. Aprovechando la miseria y el abandono estatal, se adueñaron del norteño departamento de Petén y una franja de Quiché y Huehuetenango en Guatemala. ¿Por qué Petén? Son casi mil kilómetros de frontera con México, mayormente selvática, donde es difícil el control de la soberanía nacional.