Lo más preocupante es que los niños y jóvenes no temen abrir las puertas cebernéticas, porque no ven el peligro inminente. Creen que la distancia y el engañoso anonimato de las autopistas virtuales, los hacen invulnerables.
Reflexionemos que antes de dar cosas materiales, debemos entregar afecto. Este año, como el anterior, prometí no dar regalos a mis hijos, sino cariño y amor; ellos aceptaron mi propuesta con gratitud y desinteresados.
En esta época navideña, en donde muchos pretenden ser generosos, tenemos una oportunidad de practicar la caridad. Empecemos por derrotar la indiferencia.
Chávez volvió a quitarse la máscara hace algunos días, ordenando a sus secuaces, en forma descarada, conducir el barco hacia el destino que se trazó: repetir el referéndum porque quiere eternizarse en el poder. No tiene proyectado entregarlo tan fácilmente. Construyó los cimientos de esa maniobra siniestra manipulando, amenazando y pisoteando las instituciones, pero también comprando al pueblo necesitado.
Pero como el pueblo es amnésico, olvida lo que sufre y perdona a sus verdugos, volvió a respaldar el equivocado modelo del pasado y desestimó la alianza ilícita, ganando Ortega, quien ahora en el poder, parece resuelto a perpetuarse y a extender tentáculos de un pulpo arbitrario, censurador de prensa, amenazador de las libertades y antidemocrático.
¿Por qué le tienen miedo a Santos? ¿Por qué no lo dejan competir democráticamente? ¿Hay una conspiración para cerrarle el paso a la presidencia? A muchos les preocupa lo que ocurre en Honduras, pero la comunidad internacional parece hacerse de la vista gorda. Es evidente que hay una persecución política y hay que denunciarla.
Deberían castigar a los científicos por matar el romanticismo. Son obsesivos dándole sentido práctico y probado a los asuntos relacionados con la vida, cercenándonos el placer de idealizar amores, sentimientos y pasiones perdurables.
Me percataría que los miles de billones de dólares que se emplean en la guerra, ayudarían a las familias que perdieron o están perdiendo su casa por la crisis inmobiliaria. Esa plata fortalecería las finanzas sin endeudar el futuro de la nación.
No es la primera vez que los latinoamericanos fijamos nuestra esperanza en lo que pasa en las tierras del tío Sam en cada elección presidencial. Es como si quisiéramos recibir ayuda siempre. Pero aquel tío rico que poseía carros lujosos, viajaba por el mundo y de vez en cuando nos mandaba algo para mitigar el […]
Los periodistas debemos unirnos en torno a las libertades de prensa en Latinoamérica y ponerle mordaza a los que pretenden amordazarnos, defendiendo a colegas como Chamorro, libres, valientes y que dicen la verdad.
Las campañas acusan a uno y a otro de que empeorará la recesión. Ya esto está jodido y para arreglarlo se necesitarán numerosos Obamas y McCains, pero, ante todo, mucho sacrificio y austeridad del pueblo.
Los primeros porque no aceptan que Colombia ha vivido años de miedo por el narcotráfico y el terrorismo financiado por este, y los otros porque tampoco admiten que la violencia empeora al punto de parecerse a Colombia, en la época del narco-terrorismo a finales de los 80 y comienzos de los 90.