Pero como el pueblo es amnésico, olvida lo que sufre y perdona a sus verdugos, volvió a respaldar el equivocado modelo del pasado y desestimó la alianza ilícita, ganando Ortega, quien ahora en el poder, parece resuelto a perpetuarse y a extender tentáculos de un pulpo arbitrario, censurador de prensa, amenazador de las libertades y antidemocrático.
¿Por qué le tienen miedo a Santos? ¿Por qué no lo dejan competir democráticamente? ¿Hay una conspiración para cerrarle el paso a la presidencia? A muchos les preocupa lo que ocurre en Honduras, pero la comunidad internacional parece hacerse de la vista gorda. Es evidente que hay una persecución política y hay que denunciarla.
Deberían castigar a los científicos por matar el romanticismo. Son obsesivos dándole sentido práctico y probado a los asuntos relacionados con la vida, cercenándonos el placer de idealizar amores, sentimientos y pasiones perdurables.
Me percataría que los miles de billones de dólares que se emplean en la guerra, ayudarían a las familias que perdieron o están perdiendo su casa por la crisis inmobiliaria. Esa plata fortalecería las finanzas sin endeudar el futuro de la nación.
No es la primera vez que los latinoamericanos fijamos nuestra esperanza en lo que pasa en las tierras del tío Sam en cada elección presidencial. Es como si quisiéramos recibir ayuda siempre. Pero aquel tío rico que poseía carros lujosos, viajaba por el mundo y de vez en cuando nos mandaba algo para mitigar el […]