Hay algo que huele mal en esta fiesta del billete. Sin duda los banqueros quieren roer el hueso hasta el tuétano, porque ellos no van a perder.
Los menores de edad son usados, no sólo por la industria de la moda plagiada, sino por los que manufacturan productos electrónicos, textiles, alimenticios, plásticos y juguetes, en cuyas plantas emplean más mano de obra infantil, en especial de niñas, que son, lastimosamente, las que menos educación reciben en China.
Después de castigar a los culpables de la pérdida de viviendas y dinero de muchos, le corresponde a Obama rehacer la economía. Podría principiar por eliminar el trabajo ilegal, visando a los inmigrantes indocumentados. Con esa fuerza laboral, sin lugar a dudas, podrá recomenzar.
Si los políticos y dirigentes aceptan el dinero sucio de las drogas, asumirán el costo en pérdida de vidas que traerá la violencia y también pagarán el precio por el colapso en la economía y el aumento de la pobreza, consecuencias inevitables del dinero del narcotráfico.
Jaramillo había presidido la Asociación Colombiana de Periodistas, sufrió dos atentados y vivió amenazado. Como él, en los años que he sido corresponsal de noticias he visto morir a centenares de conocidos, desde amigos de colegio y compañeros del medio, hasta candidatos presidenciales, dirigentes políticos, jueces, policías y militares.