Lo fastidioso de esta historia es que se comprueba otra vez, que a los estadounidenses lo que más les preocupa es el dinero que se fuga a los países latinoamericanos y quieren recuperarlo. Poco hacen por combatir la adicción en su propio suelo.
El problema no es el partido. Son los líderes que pierden la noción de la realidad y desvían el camino de servir al pueblo y al desarrollo de las naciones.
Este plan de legalizar las drogas debe ser global y Estados Unidos, a quien le ha preocupado más los dólares que se van hacia Latinoamérica que perder su juventud en la adicción, tendrá que asumir una carga mayor por su presunción de inocencia.
Si una revolución necesita del pueblo para triunfar, ¿por qué las Farc continúan en la guerra si en Colombia la mayoría repudia a esa guerrilla terrorista?