Muchos acusan a Chávez de tener compromisos con delincuentes y no porque sea narcotraficante, sino porque, dicen, permite el trasiego de la droga y el lavado de dinero. Probarlo es difícil, pero sus paisanos repiten: blanco es y gallina lo pone.
Para mi neófito entender, la culpa no es del petróleo, sino de la vergonzosa flojedad social y humana de ciertos dirigentes y políticos mexicanos, despreocupados por los pobres que aumentan ante sus ojos todos los días en las calles de las ciudades
La arrogancia de la gente con poder o la que se cree tenerlo, no es sólo un pecado, sino una actitud que hace mucho daño y que no permite que las empresas avancen, que las familias prosperen y pone límites a los pueblos para que se desarrollen. Es una guerra de clases sociales que lastima a unos y otros.
Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.
Los doctores, excepto cirujanos plásticos y dermatólogos que se ocupan de la vanidad humana poniendo siliconas o botox (lujos que no cubren los seguros), están sometidos a un régimen mercantil que no les permite atender con paciencia al paciente.
Pecan de ingenuos quienes creen que la guerrilla colombiana está derrotada y también los que piensan que el apoyo desde Venezuela a los rebeldes comunistas de las FARC es un asunto aislado.