Recientemente olvidé una botella medio llena en mi maletín de mano y en el momento en que la descubrieron me ofrecí a beber el sobrante para demostrar mi inocencia, pero esa intención la vieron amenazante, por lo cual tuve que someterme a una revisión exhaustiva e invasiva de la intimidad lo que descubrió, ante la mirada de otros pasajeros, mis “secretos” personales.
No defiendo el capitalismo salvaje. En cambio creo que los dirigentes de este continente deberían crear un sistema político de capitalismo popular, respetando la democracia y la justicia social, sin ambiciones personales.
Estos tratos crueles, inhumanos y degradantes, fueron parte de la instrucción académica impartida por expertos estadounidenses a oficiales de los ejércitos de Latinoamérica, desde Guatemala hasta Argentina, con el fin de combatir el comunismo. Le llamaban “altos estudios”.
Los responsables del impacto económico son otros diferentes a Obama, empezando por la ultraderecha que generó desconcierto contra el gobierno actual para retomar su posición de batalla retrógrada moralista, manipulando a los votantes.