Añorando a Carreño, el paladín de la urbanidad

Por otro lado, es gratificante el civismo: Dar información correcta a la persona que requiera ayuda; facilitar el paso a quien lo pida aunque lo haga de mala gana (al final lo que debe importar es nuestra buena acción); ceder el asiento a las damas o abrirles la puerta del auto; ayudar a los ancianos y respetarlos por su edad a pesar de sus caprichosos; saludar, decir buenos días, buenas tardes, en especial a los compañeros de trabajo o de estudio, con quienes compartimos la mayor parte del tiempo cotidiano. Hay jefes que llegan por las mañanas sin gesticular una sola palabra, siendo un mal espejo para los subalternos.

¡Chávez muriendo, Venezuela viviendo!

Los falsos sueños de ciertos venezolanos incautos se desvanecen en medio de radioterapias oncológicas de Hugo Chávez, sus maliciosos silencios ocultando la verdad y sus rezos de arrepentido hipócrita, pidiéndole salud al Dios que ignoró en el pasado, pero no rogó un perdón por su crueldad y egoísmo, solo imploró por su vida para continuar el pérfido plan de ser un emperador del mal.

Libres de decir solo lo que nos permiten

Pero, la libertad debe ser igual para todos, incluyendo para quienes están en contra de nuestras ideas. Por eso me parece vergonzoso, sino humillante, lo que le sucedió al manager del equipo beisbolero los Marlins de Miami, Ozzie Guillén, quien dijo: “Yo amo a Fidel Castro. Yo respeto a Fidel, ¿por qué? Porque en los últimos 60 años mucha gente ha querido matarlo y el jodón todavía está aquí”.

¿Amenaza nuclear o voracidad por dinero?

El amago de guerra va en aumento ante la intransigencia y el peligro que, en efecto, representan Irán y su líder Mahmud Ahmadineyad, individuo fanático y extremista, y por otro lado, Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, a quien los críticos señalan de tener un temperamento explosivo y radical. En su última visita a Washington, en marzo pasado, exigió tormentas de guerra como única defensa frente a la hostilidad que los iraníes ejercen en la zona.