Así se basan muchas de las normas impuestas por una sociedad salvaje que vuelve a la gente perversa y ambiciosa y en especial a las mujeres convirtiéndolas en prostitutas legitimadas.
Frente a los Obispos Ortega guardó silencio, simulando ser un hijo obediente, pero tal vez su estómago se revolvía con los ácidos estomacales, como le sucede a los dictadores soberbios que creen tener la última palabra.
La democracia en América Latina está moribunda por estrategas o «alquimistas» de la política como J.J. Rendón y dirigentes ambiciosos y malintencionados que usan sus servicios.
Aunque Estados Unidos mantiene su liderazgo militar, China avanza peligrosamente desarrollando armamento con el beneficio de la bonanza económica y sin fanfarria pudiese estar ocultando ambiciosos planes de conquista más allá del mar de china.
Sueño con una América habitada por gente que respeta, que no engaña, ni miente, ni difama. Que no mata los sentimientos y las ilusiones por la intransigencia de querer imponer su ley.