La solidaridad debe comenzar en casa, como el mismo Francisco viene diciendo desde que, en marzo, asumió el papado. Los sacerdotes tienen la obligación de adaptarse a esta nueva era de conducta.
El rostro jovial y la energía de Jorge Bergoglio, a pesar de los 77 años, proyecta una nueva cara de la Iglesia Católica, haciendo resurgir la fe en almas incrédulas.
Una de las razones por las cuales la humanidad ha caído en la anarquía espiritual, es la falta de sensibilidad social y misericordia. Hay que ser compasivos para perdonar. Si perdonamos mejoran las relaciones y nos sentimos en paz. Hay que promover el Amor al prójimo y tener Amor propio, para no padecer hambre espiritual.
Por otro lado, el fin del mundo lo sufren los corazones perversos y codiciosos. Los seres egoístas. Lo padecen quienes eligieron el camino de la promiscuidad, la mentira, el odio, la venganza, la ambición y la indiferencia social. Lo viven quienes arman guerras por el petróleo y los que se dedican al narcotráfico esparciendo por el mundo la muerte del alma.
El abuso en el consumo de la marihuana puede generar problemas cognitivos y desórdenes mentales, dicen los científicos que estudian sus efectos. Ese es otro tema clínico que habría que analizar más a fondo, antes de legalizarla, pero, muchos conocemos a consumidores sociales que llevan una vida aparentemente normal. ¿Son un peligro para la sociedad? Lo son quienes abusan del alcohol y conducen irresponsablemente.
La «santa sede» está dominada por hienas que luchan por quedarse con el mejor pedazo de la presa, mientras vemos estupefactos cómo la palabra de amor y bondad de Jesús y su sacrificio en la cruz les vale poco y lo único que ambicionan es el gran poder que se ejerce tras la Basílica de San Pedro y para lograrlo son capaces de rendirse al mal.
Por otro lado, es gratificante el civismo: Dar información correcta a la persona que requiera ayuda; facilitar el paso a quien lo pida aunque lo haga de mala gana (al final lo que debe importar es nuestra buena acción); ceder el asiento a las damas o abrirles la puerta del auto; ayudar a los ancianos y respetarlos por su edad a pesar de sus caprichosos; saludar, decir buenos días, buenas tardes, en especial a los compañeros de trabajo o de estudio, con quienes compartimos la mayor parte del tiempo cotidiano. Hay jefes que llegan por las mañanas sin gesticular una sola palabra, siendo un mal espejo para los subalternos.
Algunos afirman que Benedicto XVI hizo una homilía comprometida, en la que defendió los Derechos Humanos, pero difiero de ellos. Considero que fue demasiado benévolo con el opresor que, a pesar de la indulgencia, por momentos se hundió en el sillón al sentirse aludido, recuperando su aliento e hinchando su pecho al percibir que la diplomacia vaticana tiene más peso que su inmoralidad.
Ratzinger habría hecho elaborar un informe ultra secreto y el resultado fue la gota que rebosó la copa. Al parecer, el papa no pudo soportar ni limpiar la suciedad y prefirió dejar en la conciencia de los cardenales, muchos de ellos manchados por la inmundicia, resolver el futuro de la Iglesia. Roguemos que si existe el documento revelador sea decisivo en la escogencia del nuevo papa.
Hay quienes estimulan a los niños para que se conviertan en los amos del consumismo. Al ser cómplices de esa perversidad, forman generaciones frías de espíritu, que lo único que desean es lo material.
Nunca cuestionamos la diferencia entre Papá Noel (Santa Claus) y el niño Dios. Mientras algunos amigos esperaban al barba blanca, influenciados por la costumbre de los Estados Unidos, nosotros le teníamos fe al pesebre, los pastores y los Reyes Magos.