La avaricia envicia

Como yo, en los Estados Unidos, cientos de miles de personas sufren por la expectativa de una decisión ejecutiva que les permita quedarse con su casa propia. Es como mendigar un favor. Peor aún, muchos ya las perdieron en ejecuciones hipotecarias desde que comenzó la crisis inmobiliaria en 2006, debido a que los bancos apostaron a un juego de alto riesgo, sobrevalorando las propiedades, lo cual formó la burbuja famosa que, irónicamente, reventó en sus manos egoístas sin perturbarlos, sin afectarles sus bolsillos. El perjuicio lo sufrimos los clientes del sistema financiero.