Lo que teme Hugo Chávez y algunos militares que lo respaldan, es ir a la cárcel. En algún momento, si Henrique Capriles es presidente, el ex mandatario y sus secuaces tendrán que rendir cuentas por su permisividad y complicidad con el narcotráfico que ha establecido un cartel bolivariano.

Si estuviera tan seguro de triunfar Hugo Chávez no lanzaría amenazas e insultos contra la oposición y el pueblo como lo viene haciendo.
Algunos críticos dicen que está paranoico porque siente que Henrique Capriles, el candidato rival, podría llegar a la presidencia de Venezuela. Por esa razón habla de una conspiración que tiene la finalidad de rechazar los resultados, según él, respaldada por los Estados Unidos.
Sondeos conocidos recientemente colocan a Capriles ganando. De acuerdo a Predicmática, una encuestadora de Valencia, la intención de voto es del 47.7% para Capriles y 43.9% para Chávez.
Las artimañas del dictador para preparar el terreno a su favor han sido variadas. La más evidente es el manejo de la supuesta enfermedad para que el pueblo lo compadezca. La otra es su transformación religiosa; ahora agradece a Dios los beneficios recibidos para seguir viviendo porque, de acuerdo a su chifladura, fue escogido para llevar a su pueblo al “paraíso” de la revolución del siglo 21.
Otra perturbada estrategia se comprueba cuando afirma que “Solo los chavistas son venezolanos”, lo cual dijo hace algunos meses o “los que voten por Capriles son traidores a la patria”.
Es muy peligrosa la manera como Chávez lanza gasolina que, muchos temen, encenderá en momentos apropiados. Es una clara advertencia a los votantes opositores para que no vayan a las urnas.
También ha venido incitando a las Fuerzas Armadas a la violencia y envía mensajes soterrados a las milicias bolivarianas incrustadas en los barrios populares de varias ciudades, grupos armados por él y listos para servirle. Con ese respaldo se siente firme para advertir sobre una guerra civil si pierde el chavismo.
Él asegura que el plan de gobierno opositor tiene un “paquetazo neoliberal oculto” que “pretende retraer a Venezuela que ya no resistirá y estaría de nuevo en un nefasto escenario”.
Nefasto su gobierno. Sus medidas económicas que descapitalizaron el Estado. La escasez de carne y leche en los supermercados. Funesto es que se apropie del dinero del pueblo para regalarlo a los gobiernos aliados en Latinoamérica como Nicaragua, Cuba y Bolivia.
Infortunada su persecución a la empresa privada y a los medios de comunicación y la expropiación de tierras y de empresas que daban empleo, las cuales el Estado no es capaz de administrar.
Lo que teme Chávez y algunos militares que lo respaldan, es ir a la cárcel. En algún momento, si Capriles es presidente, el ex mandatario y sus secuaces tendrán que rendir cuentas en las cortes venezolanas y seguramente en Estados Unidos por su permisividad y complicidad con el narcotráfico que ha establecido un cartel bolivariano.
Chávez hará todo lo posible por impedir que Capriles llegue a la casa de gobierno. En su plan para debilitar a la oposición, cerró el consulado de Miami, obligando a los casi 23 mil electores registrados en esa área a viajar 14 horas en automóvil hasta Nueva Orleans o gastar alrededor de 300 dólares por persona para ir en avión. El consulado solo tiene 3 empleados de tiempo completo, lo cual es un pronóstico de graves problemas.
Falta poco menos de un mes para las elecciones de Venezuela, que serán el domingo 7 de octubre. Los militares honestos tienen una responsabilidad histórica inmensa. Lo mismo el pueblo, que no debe temer a las amenazas que pretenden alejarlo de las urnas.
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