“Él no lo vuelve a hacer”

El silencio es cómplice y permite que estos hechos se repitan sin control ni ley. Precisamente es la falta de leyes, que castiguen a los hombres golpeadores y abusadores, lo que vuelve a las mujeres vulnerables.

Violencia a la mujer

 La falta de leyes que castiguen a hombres golpeadores y abusadores vuelve a las mujeres vulnerables.

Cuando Josefina fue a la policía en un barrio marginal de Panamá a quejarse de que su marido la golpeó, no era la primera vez. Perdió la cuenta por tantos porrazos que él le dio en la cabeza.

Josefina fue obligada por sus familiares a quejarse en varias ocasiones, pero ella no quería “perjudicar” a su esposo y cuando le aconsejaban acusarlo oficialmente respondía: “él no lo vuelve a hacer”, pero siempre lo hacía de nuevo y cada vez la golpiza era más brutal.

Su caso quedó registrado en una estadística, entre miles que se guardan invisibles en los anaqueles policiales en barrios pobres, no sólo en Panamá, sino en otros países latinoamericanos donde la violencia intrafamiliar cobra decenas de víctimas al año.

Una sicóloga tituló un estudio: “Mujeres que aman demasiado”, para referenciar a esas que aguantan todo dizque por amor. ¡Qué ignorancia! “Porque te quiero te aporreo”, le escuché decir al capataz de una finca en Colombia después de darle una zurra monstruosa a su mujer.

La violencia doméstica es una conducta represiva aprendida, sin lugar a dudas, en casa. Hijo de golpeador, golpea.

Va desde el abuso físico o la amenaza de hacerlo; dominación sicológica repetida; en ciertos casos ataque sexual; hasta el aislamiento social gradual y la coerción económica.

En los peores escenarios la violencia doméstica llega a la muerte.

En Panamá, en 2009, fallecieron 70 mujeres y este año van por lo menos 16, de las cuales 6 son a causa de violencia intrafamiliar.

Mientras escribía este artículo, meditando sobre “el día mundial de la mujer” celebrado el lunes 8 de marzo sin pena ni gloria, recibí un dato: “El 67% de las mexicanas mayores de 15 años han sido agredidas en alguna ocasión de su vida”.

Para que hagan un cálculo de la dimensión del problema, México tiene alrededor de 54 millones de mujeres entre sus 107 millones de habitantes.

El informe, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, también señaló que el 29,9% de las mujeres empleadas han padecido violencia en el trabajo y el 12,4% algún episodio de acoso laboral.

El silencio es cómplice y permite que estos hechos se repitan sin control ni ley. Precisamente es la falta de leyes, que castiguen a los hombres golpeadores y abusadores, lo que vuelve a las mujeres vulnerables.

Casi en todos los países de Latinoamérica, pegar a una mujer es una contravención policial, cuyo autor es escarmentado en forma leve con una amonestación del inspector de turno y rara vez con un carcelazo temporal que es condonado, en muchos casos, porque al final él es el proveedor de la casa y tiene que seguir trabajando.

Las leyes deben cambiar. En Panamá la diputada suplente Elsa Fernández ha presentado un anteproyecto de ley para reformar el código penal, que condenaría a los agresores hasta por 6 años de cárcel.

Es un primer paso que debería ser imitado por otros líderes latinoamericanos, porque lo sucedido a Josefina no se puede ignorar. Un día, después de otra golpiza cruel, ella no regresó a su casa y sus hijos ahora la visitan en el cementerio local.

No guarden silencio mujeres, porque él siempre lo hará de nuevo. Hombre que golpea una vez, repite.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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