El vecino de Yasnhai se comió los patos

En mi caso, pensando en que todavía había banqueros humanos, llamé a la oficina de crédito y ofrecí seguir pagando, pero con rebaja de la deuda y de los intereses. No aceptaron, entonces, se las devolví, perdiendo años de trabajo.

Inmobiliaria y bancos Estados Unidos

Donde uno va, la gente se queja. Es por la crisis económica que vive Estados Unidos.

Nos lamentamos, acusamos y planeamos metas financieras. Son conversaciones inevitables en familia, en corrillos de cafetería y consultorios médicos.

Quizás acosado por el estrés debido a este difícil trance o por asuntitos del corazón, tuve que consultar a mi cardiólogo. La presión arterial sube y baja como una montaña rusa, igual que la bolsa de valores de Nueva York o el Wall Street, como le dice la gente “americanizada”, por la calle donde está situado el edificio. Allí trabajan ciertos codiciosos.

En medio de exámenes médicos conocí a Yasnhai Diaz. Por el nombre se darán cuenta que es cubana, porque en la isla son muy creativos al bautizar. Ella es tecnóloga en medicina nuclear y ahora se ha convertido en la proveedora principal de su casa.

Se me quejó de cómo le cambió el estilo de vida y aunque sabe que nunca llegará al fondo de la pobreza de su país de origen, ahora conoce las limitaciones de vivir en una nación capitalista y en crisis.

Yasnhai me contó que supo la realidad que vivía cuando tuvo que decidir no alimentar más a los patos que viven detrás de su casa en el lago. Cocinaba el doble de arroz, con el fin de darle la mitad a las aves, pero se dijo así misma: !Que se busquen su comida! Ahora compra menos mercado para surtir la despensa y la nevera.

Su esposo no tiene un oficio estable, porque era vendedor de propiedad raíz. La crisis lo tiene prácticamente desempleado.

La hipoteca de la vivienda donde residen, la pagan a duras penas y temen que puedan perderla, como muchos estadounidenses (millones de ellos), a quienes el banco les arrebató futuro y esperanza.

A pesar de las dificultades actuales, ellos tienen buen corazón. Me contó que, aunque subieron los impuestos de una casa adicional, resolvieron no aumentarle la renta a los viejitos que vive allí.

En mi caso, pensando en que todavía había banqueros humanos, llamé a la oficina de crédito y ofrecí seguir pagando, pero con rebaja de la deuda y de los intereses. No aceptaron, entonces, se las devolví, perdiendo años de trabajo.

En Estados Unidos la avaricia de algunos banqueros ha sido maléfica. Si hubieran negociado con los clientes se habría aliviado la crisis económica.

Resignado, he decidido someterme al nuevo estilo de vida estadounidense: austeridad.

Los gringos, acostumbrados a despilfarrar, tendrán que cambiar su forma de vida, porque están a punto de perder su liderazgo económico y dejarán de ser ciudadanos de una potencia mundial.

En medio de números, cuentas por pagar y ahorros significativos, soñé con los patitos de Yasnhai y me dio mucho pesar con los animalitos, pero se me vino a la cabeza que sería una salvación ir por algunos y ahorrarme dólares en el presupuesto mensual. Conseguí la dirección subrepticiamente y en la noche llegué a buscarlos con un garrote y una bolsa, pero habían desaparecido.

El domingo hubo un festín familiar en una casa vecina de Yasnhai y ya los patos no nadaban en el lago.

En la madrugada desperté sudoroso de esa brutal pesadilla, donde el vecino se comía los patos. Me arrepentí y sentí un sabor amargo en mi boca.

Para cubrir mi pena, al día siguiente fui y alimenté los patos del primer lago que encontré, aunque no quiero ni pensar que el sueño que tuve se haga realidad en la vecindad de Yasnhai o en cualquier otro lugar de Estados Unidos porque, aunque no lo crea, las necesidades aumentan, porque el sueño americano se esfumó.

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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