La esclavitud de lo «chiviado»

Los menores de edad son usados, no sólo por la industria de la moda plagiada,  sino por los que manufacturan productos electrónicos, textiles, alimenticios, plásticos y juguetes, en cuyas plantas emplean más mano de obra infantil, en especial de niñas, que son, lastimosamente, las que menos educación reciben en China.

China y su esclavitud laboral

Altiva y arrogante, una paisana presumía ante sus amigas la nueva compra de su ajuar personal: la última moda en carteras Louis Vuitton. Elevaba la bolsa, arriba de su cintura, procurando mostrarla en forma ridícula.

Las burlas en un rincón del salón, se volvieron algarabía y nos preguntamos cuál era el motivo. Las damas tienen la particularidad de ver lo que a la mayoría de hombres nos importa un bledo: la indumentaria ajena.

Lucir joyas y accesorios de lujo, para despertar envidia en su mismo género, es habitual entre ciertas mujeres. No lo hacen para brillar frente a los caballeros, sino para irritar a las rivales, con crueldad femenil.

Mi paisana sintió que su ilusoria apariencia había sido descubierta. La cartera Louis Vuitton era “chiviada” (falsificada).

Mi hija Carolina, quien tiene ojo de experta porque estudia diseño de modas, es una vehemente fiscalizadora en contra de las imitaciones. Cree que las personas deben estar a la moda de acuerdo a su presupuesto. Hay para todos los gustos en variados precios. Lo que le enfada a Carolina es que detrás de esas “suntuosas prendas” pirateadas que lucen orgullosamente muchas mujeres, se encubre la opresión laboral y lo peor, la esclavitud infantil.

La organización no gubernamental con sede en Hong Kong, «China Labour Bulletin», ha denunciado en repetidas ocasiones que China, es uno de los países donde más se emplean niños en fábricas de productos chiviados y no se respetan las condiciones dignas de trabajo. Aunque la legislación de esa nación prohíbe la explotación infantil, los intereses económicos logran evadir las leyes.

Para los patrones negreros, es más fácil emplear niños dóciles, a quienes le pagan menos y son más productivos. Eso hace que el problema sea más clandestino.

Los menores de edad son usados, no sólo por la industria de la moda plagiada,  sino por los que manufacturan productos electrónicos, textiles, alimenticios, plásticos y juguetes, en cuyas plantas emplean más mano de obra infantil, en especial de niñas, que son, lastimosamente, las que menos educación reciben en China.

El bajo precio de los productos fabricados en ese país asiático, es una de las razones del abuso. Muchos empresarios han trasladado sus factorías a China, cerrando sus operaciones en América Latina, Taiwan y HongKong, abaratando costos.

Como para crear conciencia, siguiendo el ejemplo de mi hija, en la reunión social que asistía yo, comenté el problema de la esclavitud de lo chiviado.

Sin percatarse del tremendo lío que les traería en casa, varios de mis amigos que participaban en la tertulia, revelaron que sus esposas y novias, cómplices del corrillo venenoso, habían comprado carteras Cartier, Louis Vuitton, Gucci y Prada, en el barrio chino de Nueva York.

Las carcajadas no se hicieron esperan y la mujer vilipendiada puso su frente en alto, creyéndose ganadora, pero lo que no admitió ella, ni las demás, es que extraviaron la compasión y son inconscientes. No tienen perdón.

Lo que deberían recordar es que cada vez que compran un producto chiviado, financian la esclavitud infantil y patrocinan la tiranía laboral, además de ser prisioneras de una costumbre odiosa: preocuparse por el que dirán.

Raúl Benoit
Sígueme
Últimas entradas de Raúl Benoit (ver todo)
Compartir

Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

Leave a Reply

Your email address will not be published.