Los caballeros las preferimos creativas e inteligentes

Están de moda las “fiestas del bótox”, clandestinas e ilegales, en donde invitan a médicos sin recatos para que les inyecten la bacteria del botulismo o infiltrarles en los labios sustancias, volviéndolos gruesos y carnosos como los de Angelina Jolie.

Sara Carbonero
Sara Carbonero. Foto: Revista Hola.

Sara Carbonero, de quien dicen es una de las reporteras deportivas más sexis del mundo, me encantaba porque era una mujer bonita e inteligente que logró prestigio, aparentemente sin visitar el quirófano, pero, la noticia que leí me desilusionó: se hizo mamoplastia.

Esta española se volvió más célebre por el beso recibido de su novio Iker Casillas, jugador del Real Madrid, cuando ella lo entrevistaba en vivo y en directo por televisión, en el mundial de fútbol.

Dudo que Casillas le haya clavado la estaca, como los mafiosos latinos a sus novias pueblerinas, diciéndole que “si las tuvieras grandes serías la reina del lugar”, en este caso “de la televisión de España, y ella, sumisa, corrió al cirujano plástico pidiéndole aumento de talla para no perder su cariño.

En defensa de Casillas, creo más bien que la Carbonero lo hizo por pura vanidad, o “amor propio para engrandecer la autoestima”, en palabras de una amiga mía frívola.

Esa conocida le exigía a su pareja costearle la operación de senos, hasta que lo consiguió.

Una vez obtenidos, el mayor anhelo fue lucirlos a otras mujeres, en pasarelas privadas, discutiendo qué cirujano tenía mejor mano para moldearlos. En esas reuniones íntimas, un hombre no tiene cabida, a menos que finja ser gay. ¿Entonces para quién se operan?

Es errada la teoría de que todos los hombres “las preferimos con senos grandes… y brutas”, esto último difundido por Isabela Santodomingo, actriz colombiana muy perspicaz. Somos muchos los caballeros que las escogemos inteligentes y creativas, es decir que tengan chispa, conversadoras, cultas y capaces.

El aumento de volumen o el gran tamaño lo preferimos en el cerebro. Pero, algunas viven creyendo que nuestra obsesión está abajo del cuello, porque de vez en cuando no miramos los ojos.

Para, dizque, satisfacernos, más bien tentadas por ese juicio, acuden al cirujano, por capricho y no carencia, con el fin de hacerse arreglitos en el cuerpo.

Están de moda las “fiestas del bótox”, clandestinas e ilegales, en donde invitan a médicos sin recatos para que les inyecten la bacteria del botulismo (inofensiva si la aplica un profesional y con medida) o infiltrarles en los labios sustancias, volviéndolos gruesos y carnosos como los de Angelina Jolie.

Siempre temí reventar unos de esos en un beso apasionado. También se inflan las nalgas usando colágenos (proteína bovina) o grasa del mismo cuerpo, pero en ocasiones médicos cicateros o falsos doctores aplican productos adulterados. He visto casos horrendos.

¿Quién no ha comentado el paso de una mujer deforme, con nalgas y lactas titánicas y caras con similitudes monstruosas? Pareciera como si no se vieran al espejo.

Espero que Casillas no haya sido el de la idea de que su novia Carbonero se operara. No quisiera ver a Sara desfigurada y triste, ni que perdiera a su amor. Supongo que no es el caso de esa pareja, pero los que “las prefieren brutas”, tarde o temprano escogen a otra para estrenar muñeca.

Y para finalizar, sin querer dañarles las fiestas decembrinas a las que pidieron una tarjeta de regalo para visitar a un ponedor de bótox, les pregunto: ¿Acaso la vanidad ya no es pecado?

Raúl Benoit
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Raúl Benoit

Periodista y escritor colombiano de origen francés. Se ha destacado en televisión latinoamericana, como escritor de libros y columnista de periódicos del mundo.

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