El primer proceso de paz con las Farc fue en 1984. Hubo amnistía e indulto y ciertos sediciosos, junto a miembros del Partido Comunista, crearon la Unión Patriótica –UP-, participando en política; así ganaron curules en el congreso y alcaldías, pero, fuerzas oscuras (léase: militares corruptos aliados con narcotraficantes y autodefensas) asesinaron a más de 3500 militantes de ese grupo, lo cual les sirvió de justificación a los rebeldes para seguir en la lucha.
Estamos siendo protagonistas y testigos de una nueva revolución cultural. Desaparecen editoriales y monopolios, pero surgen novedosas formas de comercializar. Son los nuevos Gutenberg, que se propagan como epidemia de creatividad en una sublevación digital maravillosa.
Este libro está disponible en todo el mundo en Amazon.
Como un editor pirata regalé a los vendedores de semáforos en Cali, Colombia, mi libro “Prohibido decir toda la verdad”, en un acto desesperado para que la censura no triunfara.
Parecía estar violando la ley, pero no era así, porque tengo los derechos de autor. Por años luché con las editoriales que “consultaban” el manuscrito a comités sesgados compuestos por paisanos míos, que tenían una antipatía azuzada por enemigos gratuitos de esos que se gana uno por envidia o celos profesionales.
Mi libro contiene testimonios y pruebas inéditas de la corrupción y la violencia que llevó a Colombia a vivir tiempos aciagos. El narcotráfico y sus aliados. La guerrilla y sus falsedades de ser un “ejército del pueblo” y cómo se fundaron las autodefensas y los grupos paramilitares.
Muchas verdades prohibidas están escritas en esas páginas.
La editorial con quien finalmente firmé un contrato, que resultó desventajoso como sucede con casi todos los escritores, argumentó que las librerías no lo pedían; pero los gerentes me decían que la editorial no los despachaba.
Por años, decenas de ejemplares impresos estuvieron en la bodega de esa editorial, hasta que fui a recogerlos y los obsequié en los semáforos. No recibí un centavo por concepto de regalías, por el contrario, yo me gasté mis ahorros en el sueño y hasta tuve problemas con los impuestos de los Estados Unidos.
Terco por herencia, este año resolví publicarlo por mi cuenta con éxito. Evadí a los intermediarios; a quienes censuran por intereses políticos, religiosos o personales; evité a los que desprecian a los escritores descartando su capacidad sin clemencia, como le ocurrió a Gabriel García Márquez cuando ofreció por primera vez su novela “Cien años de soledad”, libro con el cual ganó el premio Nobel de literatura en 1982.
Mi abuelo Juan Antonio Sánchez estaría feliz de ver su novela romántica “Gloria, Amores de otros tiempos” en manos de los lectores. A mediados del siglo pasado él luchó contra las editoriales que lo conminaron al anonimato, teniendo que guardar el manuscrito en un cajón.
Era escritor y poeta; fundó la “Gran Librería Sánchez”, la primera en Cali a principios del siglo XX. Se enfrentó a los poderes religiosos que censuraban a través de una ley “moral” llamada índice de libros prohibidos perniciosos para la fe (Índex librorum prohibitorum et expurgatorum), según la iglesia católica.
Como un homenaje a mi abuelo y retando a los editores crueles, también publiqué su libro.
Hoy día nadie se puede quedar sin leer y publicar libros. La Internet abrió las puertas y las ventanas a todos. Prosperan empresas como eLibros Editorial, en Bogotá, Colombia, de Iván Correa, a quien encontré en la red o Alexandria Library de Modesto Arocha en Miami.
Estamos siendo protagonistas y testigos de una nueva revolución cultural, como la vivida alrededor del año 1450, cuando el herrero alemán Johannes Gutenberg inventó la imprenta. Desaparecen las editoriales y los monopolios, pero surgen novedosas formas de ventas y comercialización como Amazon.
Los nuevos Gutenberg, se propagan como epidemia de creatividad en una sublevación digital maravillosa. Queda prohibido no publicar.
Para nadie es un secreto que Uribe quiere ser presidente de nuevo. Él es un individuo con ambiciones desmedidas y que en muchas ocasiones desvaría. Ha perdido el sentido lógico de la política y conserva el semblante autoritario. Su apariencia mesiánica le ha hecho daño a la institucionalidad del país, porque ha inventado una falsa esperanza y genera choque y polarización perjudicial para la democracia. Desafía a las cortes, congresistas, al poder ejecutivo y al propio pueblo que teme por su regreso.
La llave maestra no es inversión militar ni artículos de ley que se queden en papel. La apertura para la paz es justicia social. Darle beneficios de salud y educación al pueblo. Promover y estimular a los empresarios para que creen fuentes de trabajo sin el miedo de tener a secuestradores o extorsionistas acechando frente a sus casas, oficinas o fábricas.
Fernando Londoño fue un alfil en el juego político del ex presidente Álvaro Uribe, odiado por muchos y amado con furibunda pasión por otros. Por eso, los hechos son más relevantes. Señalan los detractores que el atentado favorece al ex mandatario porque no ha ocultado que ansía con frenesí el retorno al poder y el terrorismo convence al pueblo de la necesidad de volver a elegir su estilo de gobierno.
Morales envió a la cárcel a varios ex colaboradores de Uribe y están a un paso de un juicio su exjefe de gabinete, Bernardo Moreno y el ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias. También ordenó capturar al ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo por la falsa desmovilización de un frente guerrillero de las Farc, con lo que pretendía mostrar resultados en la política de seguridad del gobierno uribista.
Mónica Ledher lleva el peso del apellido de uno de los socios más grandes que tuvo Pablo Escobar, Carlos Ledher, quien, además de pertenecer al Cartel de Medellín, era un narco excéntrico y megalómano; fue uno de los primeros extraditados (1987) de Colombia a los Estados Unidos, condenado a cadena perpetua y 135 años.
En su última aparición en un video clandestino, el jefe de la banda, Timoleón Jiménez, alias «Timochenko», le propuso al presidente Juan Manuel Santos retomar el diálogo y discutir sobre privatizaciones, depredación ambiental, democracia de mercado y doctrina militar, para ponerle fin al conflicto interno.
En Colombia, más de 15 mil niños mueren al año por enfermedades asociadas a la falta de alimentos. Alrededor de 500 mil (13% de la población infantil) sufren desnutrición crónica, que es el comienzo; después vienen las enfermedades y en algunos casos la muerte. En Centroamérica, países como Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador, tienen más de 8 millones de personas aguantando hambre.
Al bajar del avión, esa placidez y frenesí de sentir el aire fresco y cálido golpear la piel, comenzó a convertirse en un frente frío venido del norte, recordándonos que habíamos llegado a un territorio donde hay que cuidar la billetera.
Las Farc son un ejército revolucionario contra el pueblo, cuyos ideales son anacrónicos y despiadados, integrado por hombres con corazones de hielo, como Timochenko, que jamás merecerán representar a nadie en el poder. Si no se rinden pronto, como lo hizo ETA en España, se fundirán en la hoguera de sus propios resentimientos.