Pero, además de abusar de menores y especialmente de mujeres, violan los derechos humanos, con la potestad que se auto-otorgaron denominándose “el ejército del pueblo”, secuestrando y matando a los que dicen defender.
Es prohibido proponerlo, porque los narcotraficantes mandan a matar a quien plantee legitimar su negocio. Perderían el lucro inmenso generado por la ilegalidad.
El “ejército del pueblo”, el de las FARC, es “farcsante”. Sus milicianos, desconectados de la realidad, ignoran el sentido de una revolución favoreciendo al pueblo.
Mi ciudad dejó de ser el remanso de paz de mi infancia. Sufrimos criminalidad, violencia desmesurada y aportamos millones de centímetros cúbicos de sangre.
What I’m going to tell you is not a happy tale, but a sad history. When I was a little boy, more than 30 years ago, and lived a more or less calm life in my native city of Cali, Colombia, I constantly heard about a “little problem” that the United States had with the flood […]