John F. Kennedy denunció en abril de 1961: «Sus preparaciones se ocultan, no se publican. Sus fallos se entierran, no son titulares. Sus disidentes son silenciados no alabados. No se cuestionan sus gastos, ningún secreto es revelado”.
Cabizbajo y decepcionado, el presidente Barack Obama dijo entender el mensaje del pueblo, supongo que se refirió al castigo que los políticos reciben en las urnas, no obstante, se niega a creer que el voto fue en contra de su gestión.
Lo que está ocurriendo en el Congreso estadounidense es una demostración de hasta dónde son capaces de llegar los poderosos y multimillonarios para cuidar sus intereses y ganancias.
En los próximos meses Barack Obama no podrá fallarles y así como hizo posible parte del “Dream act” (Acta de los sueños) para estudiantes sin papeles, deberá proponer una verdadera y definitiva reforma migratoria que le permita a los indocumentados poder legalizar su estatus, trabajar con un sueldo bien remunerado y obtener una licencia de conducir para que policías racistas no se ensañen con ellos.
Para distanciar el voto hispano, los golpes más duros lo dan los republicanos que hacen creer a los electores que Obama falló al no ayudar a los inmigrantes indocumentados. Sí es cierto que cuando pudo con una cámara de representantes en su mayoría demócrata, no presentó la reforma migratoria a tiempo, pero también es innegable que son los republicanos quienes más se oponen a legalizar alrededor de 11 millones de indocumentados
A quienes amamos sentirnos libres y respetamos la democracia, nos intriga por qué Estados Unidos ha sido blando y permisivo con los Castro en Cuba por medio siglo. ¿Qué cambiaría la política ahora?
Los responsables del impacto económico son otros diferentes a Obama, empezando por la ultraderecha que generó desconcierto contra el gobierno actual para retomar su posición de batalla retrógrada moralista, manipulando a los votantes.
Las especulaciones iban y venían. Pero al final resultó una falsa alarma. El negocio del miedo es como una mafia, manipulado por codiciosos que no les importa arruinar la tranquilidad ciudadana y la paz mundial con tal de ganar dinero.
Me percataría que los miles de billones de dólares que se emplean en la guerra, ayudarían a las familias que perdieron o están perdiendo su casa por la crisis inmobiliaria. Esa plata fortalecería las finanzas sin endeudar el futuro de la nación.