Frente a los Obispos Ortega guardó silencio, simulando ser un hijo obediente, pero tal vez su estómago se revolvía con los ácidos estomacales, como le sucede a los dictadores soberbios que creen tener la última palabra.
Daniel Ortega, un gobernante impopular, está llevando al país hacia una confrontación que podría provocar el derramamiento de sangre inocente.
Que pena me dan todos los que se llenan la boca diciendo que son “los electores primarios que escogen el destino de sus naciones”, cuando en realidad, quienes están disponiendo de su futuro son los gobernantes que se apoderaron de la Constitución de cada país, moldeándola en forma mágica a sus ambiciones particulares.
…Hay que estar atentos a los planes maquiavélicos de Ortega, Correa y el emperadorcito Chávez, que en su esquizofrénica manera de creerse la reencarnación del Libertador Bolívar y repartiendo dinero a diestra y siniestra, está poniendo en peligro la estabilidad de Latinoamérica.
El destino que desafía a América Latina con administraciones de izquierda, algunas más radicales que otras, podría estar llevando al continente a una nueva era, que esperemos no sea de anarquía, como ciertos politólogos pronostican.
Pero como el pueblo es amnésico, olvida lo que sufre y perdona a sus verdugos, volvió a respaldar el equivocado modelo del pasado y desestimó la alianza ilícita, ganando Ortega, quien ahora en el poder, parece resuelto a perpetuarse y a extender tentáculos de un pulpo arbitrario, censurador de prensa, amenazador de las libertades y antidemocrático.